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ASUNTOS EXTERIORES

España-USA: ZP y JK

Ahora que sus amigos de PRISA andan pregonando que la democracia es una forma de fundamentalismo, resulta que Zapatero (ZP) se nos hace demócrata. Demócrata a la norteamericana, se entiende, porque ZP ha descubierto a John Kerry (JK) y va prometiendo que si gana las elecciones se aliará con él y sólo con él, no con quien salga elegido próximo presidente de Estados Unidos.

Está claro que ZP aplica a Estados Unidos la misma idea de la democracia que sus amigos de PRISA: la democracia es buena… mientras salgan elegidos nuestros amigos. Si no, es fundamentalismo puro.
 
Si por uno de esos caprichos de la democracia fundamentalista saliera reelegido George W. Bush, ¿qué haría ZP? Lo más lógico es que se plantara con una pancarta delante de la Casa Blanca para protestar contra el imperialismo yanqui. Le acompañarían Maragall, Carod, Llamazares, Labordeta, Anasagasti e incluso Duran y Lleida, sin contar con los actores y los intelectuales que siguen defendiendo a Sadam Husein y se niegan a apoyar a las víctimas del terrorismo en España. La selecta manifestación podría ir amenizada por los cantantes antisemitas que han ido a machacarles los oídos a los pobres palestinos, como si estos no tuvieran ya bastante con escuchar al terrorista Arafat. Sería algo digno de verse. Instauraría un modelo innovador en las relaciones entre Estados Unidos y el octavo país más rico del mundo.
 
¿Por qué se identifica ZP con JK? Evidentemente, para distanciarse de la política exterior de Bush y de Aznar, sobre cuya injusticia intrínseca ZP no alberga la menor duda. Pero como ZP no sabe moverse sin andadores, ha imitado el gesto de Aznar, que hizo explícito su apoyo a Bush para su próxima campaña. La diferencia es que Aznar sabía entonces que para cuando llegara la campaña electoral norteamericana él ya no sería presidente del Gobierno de España. El gesto por tanto sólo comprometía a Aznar. ZP no se ha dado cuenta de ese pequeño detalle, y ahora quiere hipotecar la política exterior de su país a una cuestión de pura imagen que —por cierto— revela bastante más acerca de los complejos de ZP de lo que él mismo se dará cuenta nunca.
 
JK y ZP se parecen en algunas cosas. Los dos han sido legisladores durante muchos años. Durante este tiempo, ninguno de los dos destacó. JK es un hombre gris. En su momento, apoyó la guerra de Irak. ZP, por su parte, era un perfecto desconocido hasta poco antes de llegar a la Secretaría General del PSOE. Desde 1986 hasta ahí, no se le conoce una sola intervención parlamentaria ni política digna de ser mencionada.
 
Luego llegaron las sorpresas. Tras esta fachada de políticos burócratas, ZP y JK tenían escondida una veta radical. Y esa veta radical se desbordó cuando los dos han creído que podía resultarles rentable electoralmente. De diputado ignoto, ZP se convirtió en un líder de multitudes durante la guerra contra Sadam Husein. Ese mismo radicalismo ético, tan bien disimulado hasta entonces, le ha llevado a flirtear con los comunistas y a aliarse con los secesionistas nazis catalanes.
 
Por su parte JK, que exhibía orgulloso su pasado de combatiente en Vietnam, también estuvo en las filas de los radicales que combatían contra el imperialismo yanqui en aquella guerra. Y después de haber respaldado con su voto la política de su país en Irak, se ha lanzado a criticar con dureza las medidas que él mismo había votado.
 
La pauta de comportamiento es la misma que la de ZP en nuestro país. ZP apoya el Pacto contra el Terrorismo, pero se alía con quienes hablan con los terroristas. ZP dice defender la unidad de España, pero sus amigos quieren trocearla. ZP ha vivido desde 1986 de diputado gracias a una Constitución que en el mismo momento en que él ganara las elecciones pasaría a ser objeto de negociación para su reforma o mejor dicho para su desmantelamiento.
 
Hay que reconocer que JK, tan frívolo e inconsistente como es, no llega a tanto como nuestro ZP. No es que JK tenga principios —que no los tiene—, pero aunque sólo fuera por prudencia, tendría buen cuidado a la hora de aliarse con un socio como ZP, que está adelantando implícitamente en su propuesta electoral un cambio de régimen y el derribo de la misma Constitución que le permitiría llegar a gobernar.
 
En cualquier caso, JK ha vuelto a cambiar de opinión y ahora anda diciendo que si llega a la Casa Blanca enviará 40.000 soldados norteamericanos más por todo lo largo y ancho del mundo, aunque no se sabe para qué. Esperamos con impaciencia cuántos soldados piensa desplegar ZP. Y dónde.
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