Menú

Ideas

Una taza para partidarios del 'no' al Tratado Constitucional.
CRÓNICAS COSMOPOLITAS

A la minoría ¿siempre?

El otro día, y con pasmosa caradura, Fernando Savater escribía en El País que le bastaba ver la cara de los partidarios del “no” al proyecto de Constitución europea para votar “sí”. Cabe preguntarse si nuestro catedrático en lugares comunes tiene espejo en su casa. Al día siguiente Felipe González, sin aludir al racismo facial de Savater, defendía también el “sí” a la Constitución, pero, como tantos, de manera curiosa: esta Constitución europea es mala, pero hay que votarla con entusiasmo.
DESAFÍO NACIONALISTA

Un paralelismo histórico

La gran tragedia del siglo XX español fue que el régimen liberal de la Restauración no se hubiera desarrollado en una plena democracia y acabara abocando a una dictadura. La mayor parte de los historiadores ha solido achacar este fracaso a la clase política de aquel régimen, por su incapacidad para integrar a los nuevos partidos y fuerzas surgidos a finales del siglo XIX. Sin embargo, esos partidos demostraron desde el principio un talante tan radical, intransigente y violento, que los hacía prácticamente inasimilables.
DESDE GEORGETOWN

Libertad, unidad, carácter

Los padres fundadores de la nación norteamericana eligieron un día de noviembre para celebrar las elecciones presidenciales porque era una fecha sin grandes faenas agrícolas. Así facilitaban la participación electoral en una sociedad rural. La fecha de la toma de posesión del presidente parece elegida, en cambio, para desalentar la participación y cualquier exceso retórico por parte del nuevo presidente. El tiempo es el peor del año, el más frío y el más desapacible.
Zapatero y Rajoy, a las puertas de La Moncloa.
LA POLÍTICA, A PESAR DE TODO

Sonrisas y peldaños

Tras el encuentro en La Moncloa entre José Luis Rodríguez y Mariano Rajoy ha quedado de manifiesto una vez más una circunstancia tan lamentable como ya poco sorprendente en la política nacional: la gran habilidad del primero para moverse en el escenario político con sólo cuidar el atrezzo y dar unos cuantos pasitos de más o de menos, adelante o atrás, y la oceánica candidez del segundo, quien parece haberse armado de razones y elevados principios para acabar rindiéndose ante la sugestión de semejante coreografía.