Alberto Núñez Feijóo no puede aspirar a nada legítimo —quizá ni siquiera legal— si pacta con Vox, pero Pedro Sánchez lo tiene todo a su alcance al haber pactado con comunistas, golpistas y, por supuesto, con la tapadera burocrática de la banda terrorista ETA. A esta premisa se reducen, hoy en día, las reglas de la democracia en España. Seas del partido que seas, votes a quien votes, esta es la España del siglo XXI, construida por tres o cuatro partidos políticos y muchos medios de comunicación.
Lo peor es el proceso deductivo por el que se llega al axioma maldito. Los autores se explican: no es lo mismo Vox que Bildu. Vox es violento y un peligro para la democracia pero Bildu es la evolución de la violencia hacia la democracia. La trampa, claro, está en Bildu.
El autor más insistente de la aberración sobre Bildu y Vox es Eduardo Madina. Si leyera sus propias declaraciones se daría cuenta del grave conflicto que algún día tendrá que resolver. Con Angels Barceló, como no podía ser de otra manera, Madina dijo que tenía que insistir en su tema preferido porque, como dice un amigo suyo, "al clavo hay que darle hasta que entre". "Exacto, exacto —enfatizaba, ilusionada, Barceló— porque algunos insisten en sacarlo". Sigue Madina:
Opino, gracias a que tú quieres que lo haga aquí en este micrófono con tantos oyentes, a favor de la defensa de un cordón sanitario
Se refiere a Vox, partido del que dice que no hay par. No hay comparación posible, según el socialista que disputó la secretaría general a Pedro Sánchez. Intenta ser original en su explicación:
Sé que habrá votantes de Vox que digan '¡y Bildu qué!', pero si el único elemento de evaluación para medir la categoría de Vox está en Bildu entonces me estáis dando la razón en lo que digo sobre Vox: que es el único partido de índole nacional que no es comparable a ningún otro porque tiene una clara incompatibilidad con la mitad de lo que vive aquí, aquí digo España: mujeres, homosexuales, lesbianas, inmigrantes, personas que no conciben la vida como Vox dice que hay que concebirla y por eso no tiene comparación, no tiene simetría por el otro lado en ningún otro partido, no lo hay, nada se parece a Vox en este país, ningún otro partido tiene algo que se les asemeje o aparente en nada a un partido como el que dirige Santi Abascal… Así que creo que esta fotografía es muy incómoda para Feijóo.
Para la mayoría de los medios de comunicación españoles Eduardo Madina es incontestable por ser víctima de ETA, pero José Antonio Ortega Lara no tiene crédito alguno pese a serlo igualmente. Se admiten chistes sobre el funcionario de prisiones, ojo con asomar una crítica al joven que solo jugaba al vóley. Madina es la moderación; Ortega Lara, la radicalidad marginal. Lo de Madina, una desgracia; Ortega Lara, es que era funcionario de prisiones… Es vil pero es así. Barceló no pregunta qué vida concibe Bildu, aunque tampoco la comparta la mayoría de los españoles, por no molestar y por no aguar la tesis de su invitado, la consigna.
Con todo, la trampa es Bildu, sí. Porque al colocar al partido de Otegi como término comparativo consiguen situar a Vox a su altura, al otro extremo. Pistolones todos, llegado el caso. Pero la comparación hay que hacerla desde el punto de partida de cada cual. ¿De dónde proceden ERC o Podemos (Partido Comunista)? De una nula tradición democrática que nunca les impidió ser habituales compañeros de viaje (y traiciones) del socialismo, cuya trayectoria tampoco deja lugar a muchas dudas en muchos momentos de nuestra historia. Las doctrinas más malignas para el ser humano, el comunismo y el nacionalismo, forman el muro con el que quieren aislar, no a Vox, sino también al PP y a Ciudadanos si no se hubiera esfumado de la foto de Colón. A toda la derecha, ilegítima por el hecho de no ser izquierda. Vox es la excusa para que la izquierda proclame a la derecha como anticonstitucional, antidemocrática e incompatible con el gobierno del que no se quieren apear. Esa "mitad de lo que vive aquí", esa mitad de España, que Madina considera delincuente. Esa mitad de España…
Calvo, la doctora
Carmen Calvo, la distancia más corta entre dos estupideces, va de doctora en Derecho Constitucional, que inexplicablemente lo es. Igual que indagó en las posibles razones de que la línea recta en los mapas fuera la clave de la propagación del coronavirus, ahora se formula la gran pregunta:
Hasta qué punto es constitucional y legal el acuerdo al que ha llegado el PP con Vox en Castilla y León porque está en dirección contraria a toda la estructura jurídica con la que las mujeres hemos avanzado en la lucha contra la violencia específica que sufrimos por el hecho de serlo.
La Constitución y la estructura jurídica con la que han avanzado las mujeres podría ser el título de una mesa redonda o una ponencia del Club Siglo XXI, pero poco más. Que Vox es un partido legalmente constituido y que ha obtenido escaños está fuera de toda duda, salvo que Calvo aplique alguna excepcionalidad que se nos escapa, que todo puede ser. Ella misma lo dice: "El Estado de derecho tiene que responder contundentemente a lo que allí pueda estar pasando". Preventivamente, suponemos. Porque para la izquierda la democracia puede y debe tomarse muchas licencias si hay que acotar a la derecha.
La exministra lanzó su particular alerta antifascista, ya un poco fuera del tiesto: "El feminismo tiene en este momento grandes amenazas, la misoginia ha vuelto, el machismo se ha organizado". Y claro, Feijóo ha violado la Constitución de cabo a rabo. Pero seguramente Díaz Ayuso también.
Chaparro, la escritora
Faltaba Carmen Chaparro, la escritora… lamentando que una realidad —sin más— estropee sus consignas.
Hoy debía ser un día para felicitar a las fuerzas de seguridad. Pero no. Le viene muy bien a Vox. Muy, muy bien. Le viene maravillosamente bien que el hombre detenido por una de las agresiones sexuales más terribles perpetradas en España de los últimos años no haya nacido en nuestro territorio. Y no sólo eso. Tampoco viene de un país europeo —no es un hermano de continente—, ni tiene una capacidad económica elevada —no es un hermano de billetera. No. Es boliviano, tiene 20 años y comparte piso en una zona humilde de la ciudad catalana donde cometió la brutal agresión que casi le cuesta la vida a una menor de edad que arrastrará secuelas físicas y psicológicas toda la vida. El combo perfecto. Al detenido sólo le falta no tener papeles y haber saltado la valla de Ceuta.
Leyendo el artículo completo —guardará el estilo y la corrección sintáctica para sus libros— solo se puede deducir que a Chaparro sólo le habría alegrado la detención de un español, mejor todavía de derechas. Pero no. Y se indigna. Tanto, que acaba en un buen berenjenal:
Sabemos que tenía antecedentes por violencia sexual, pero ni siquiera si son penales. Por la poca información que han dado los Mossos podrían ser sólo judiciales.
¿Antecedentes por violencia sexual "sólo judiciales"? Sin entrar en la ignorancia jurídica, no sé si el adverbio va a gustar mucho en su club. Por si acaso, cierra Chaparro con una conclusión fácil de recordar:
El detenido es hombre. Varón. Persona de género masculino. Los violadores son hombres. Eso es lo que tiene que quedar bien claro.
Quizá ni esto le consientan, que lo del género masculino es mucho decir y el hombre puede serlo hoy y mañana no. El caso es que el violador en la trena no parece importarle, venga de donde venga. A por otra novela, Carme.
El combo perfecto para Vox sobre el presunto monstruo violador de Igualada. https://t.co/E6xMp1kySH a través de @YahooActualidad
— Carme Chaparro (@CarmeChaparro) April 21, 2022
Nada nuevo bajo el sol. La llegada al PP de Feijóo ha mejorado las encuestas en la derecha y el Gobierno está hecho unos zorros, al borde del abismo. Sánchez posa con bruxismo conmovido en Kiev y Yolanda Díaz busca el momento de reanudar el "proceso de escucha" paralizado "por la crisis y por la guerra". Cuando todo termine la comunista escuchará el silencio.
Estamos ante la decadencia, en el momento crucial y más peligroso. Castilla y León, Andalucía y Madrid deben demostrar quién es el verdadero enemigo de la Constitución. Salta a la vista, pero los otros siempre hablan primero.