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Javier Somalo

Mensajes desde Andalucía

Despreciar a Vox podría ser la peor equivocación de este PP emergente que necesitará toda la fuerza posible para desalojar a Sánchez y a sus cuates.

Despreciar a Vox podría ser la peor equivocación de este PP emergente que necesitará toda la fuerza posible para desalojar a Sánchez y a sus cuates.
EFE

Diez grados menos de temperatura entre el sábado y el domingo. Primera buena noticia del fin de semana. Lo habían anunciado los meteorólogos o estrellas del clima en sus shows televisivos, pero nadie creía que fuera a notarse tan rápido como se notó. Algo similar sucedió en las elecciones andaluzas: casi todos decían que ganaba Moreno sin problema pero, salvo algún sociólogo que está vez dio en el clavo, nadie pensaba que le iban a sobrar tres escaños. Llegamos a un lunes en el que no hay que hacer pactómetros ni cosa parecida. Directamente pasaremos a conocer a los consejeros del PP.

En resumen: victoria contundente del PP, porrazo antológico del PSOE, una desaparición más de Ciudadanos, broma de la izquierda creativa y preguntas serias en Vox. Las urnas andaluzas han dejado mensajes bastante claros.

Mensaje al PSOE. Las cuatro décadas de orgullo corrupto se terminan pagando. Andalucía mejoró considerablemente en la primera oportunidad que hubo de desalojar el cortijo. A la segunda, el desalojo es ya destierro. Pedro Sánchez es el problema más importante también para el PSOE. Andalucía tiene ganas de ser una región competidora, moderna, sin bandoleros de la subvención. Y para eso, el PSOE sobra del todo.

En breve escucharemos en Madrid, desde La Moncloa hasta la calle Ferraz, el violento trueno de este rayo caído en Andalucía. Los resultados de Juan Espadas son el peor augurio pero lo más dañino vendrá de boca de Adriana Lastra y compañía. Hay que pensar en maletas, Pedro.

Mensaje a las izquierdas pretenciosas. Por más que se cambien de nombre les pasa lo que a la mona. Están las cosas como para andar con experimentos robesperrianos de iletrados, ya sean novatos o veteranos. Bastante tenemos con la cuota podemita que deambula por los ministerios minando la credibilidad y el peso de España en el mundo, además de arruinándonos. Nadie quiere perder el tiempo con los de las tiendas de campaña que se bañan en piscina privada.

El errejonismo o cualquier intento de suceder a Pablo Iglesias con algo de gracia se ha convertido en la vía más rápida para llegar al fracaso. Eternamente, Yolanda seguirá escuchando.

Mensaje a Ciudadanos. El partido que popularizó Albert Rivera se ha multiplicado por cero y ya solo subsiste allí donde no se hayan celebrado elecciones. Juan Marín ni siquiera acertaba en su despedida dimisionaria al apuntarse como tanto el hecho de que Vox no entre en el gobierno de la Junta.

Inés Arrimadas tendrá que decidir en breve qué hacer con las ruinas naranjas, las de un partido que pudo gobernar España.

Mensaje a Vox. El ataque al cercano no siempre funciona. Fue en Andalucía donde el partido de Santiago Abascal se convirtió en nacional. De la nada, del banco de Sevilla, llegaba a los 12 escaños, y de ahí, a los 52 del Congreso de los Diputados, tercera fuerza política.

No hay que esforzarse mucho para ver que la campaña diseñada para Macarena Olona no ha conectado con el votante de Vox, que quiere echar cuanto antes a los socialistas de todas partes, sin adornos, sin peleas equivocadas. Vox ya no necesita ciertos giros para llamar la atención y, a veces, los sigue usando.

Tampoco hace falta recordar que Vox ha sido necesario para que el PP gobernara muchas veces y en muchos sitios defendiendo sin complejos tantas ideas a las que el PP había renunciado o, al menos, orillado por temor a la izquierda. El descontento con el PP recalaba en Vox que, con esos votos, permitía gobiernos del PP controlados. No puede ser más lógico. Pero atacar más al PP que a la izquierda no lo es. Olona es una política de talla y cuatro años pasan volando. Vox debe gestionar bien este momento y vigilar por si alguien quisiera aprovechar ríos revueltos.

Mensaje al PP. Es difícil tratar de que el PP quiera leer un mensaje que no sea de felicitación tras el rotundo e incontestable éxito andaluz. Pero veremos lo poco que tardan en congratularse de que esto significa que Vox no es necesario y que Andalucía es la palanca desde la que impulsar una mayoría absoluta nacional como las de antes. Alguno hasta aprovechará para pedir a Ayuso que se modere. Y esto conducirá a cometer el error de siempre: despreciar al votante de derechas, al que a veces duda, al que combina su voto entre los dos partidos. Si no hay un cambio muy brusco, en unas elecciones generales el PP seguiría requiriendo el apoyo de Vox para gobernar. Ni Feijóo es Moreno, ni el votante de Moreno en Andalucía tiene que serlo de Feijóo en España.

Sopla viento de cola para el PP, eso es evidente. Pero el riesgo de zambullirse en la "moderación" como única seña política puede volver a desconectarlo de sus votantes. Despreciar a Vox podría ser la peor equivocación de este PP emergente que necesitará toda la fuerza posible para desalojar a Sánchez y a sus cuates. Y cuidado, que la izquierda nunca se hunde sola, siempre arrastra algo en su caída.

Juanma Moreno Bonilla, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso son hoy las referencias del PP tras la desastrosa era Casado-Teodoro. Desde luego, nada que ver.

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