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Javier Somalo

Un crack, el de la moción de Murcia

La victoria de Ayuso es la victoria del esfuerzo y las ideas, de la causa de la libertad que, por supuesto, estaba y está amenazada.

Isabel Díaz Ayuso gana como hace mucho que no lo hacía nadie: con muchos votos y con una campaña sencilla, sin fingimientos, una campaña de candidato real. Ha ganado una causa, más que un partido, porque la extrema izquierda ha hecho todo lo posible para que las elecciones parecieran un fracaso de la derecha, fascista siempre, y se han quedado emponzoñados con sus sobrecitos de difícil explicación y con un buen bajón de votos.

Como dijo Dieter Brandau en el vibrante programa especial que se emitió en esRadio, "Ayuso ha superado a Ángel Gabilondo, a Mónica García, a Íñigo Errejón, a Pablo Iglesias, a Pedro Sánchez, a Iván Redondo y a Tezanos juntos". Pues será por algo y por alguien. Los tabernarios de todas partes lo celebran y esperan a Tezanos, con mascarilla y sin rencores, en la barra del bar, ese lugar tan grato para conversar.

Pero este 4 de mayo de 2021, día electoral adelantado… por una moción de censura ideada en Murcia, han sucedido muchas otras cosas que pueden marcar toda la política futura de España. El PSOE de Ángel Gabilondo, de Pedro Sánchez e Iván Redondo, se cae hasta de la oposición cediendo el paso, aunque sea por poco, a la "madre y médica" Mónica García, que es el comunismo de Errejón, tan comunismo como el que más, aunque huela a Nenuco.

Y como diría un insaciable vendedor de teletienda, aún hay más: se va Pablo Iglesias. Esto último ha provocado espontáneos júbilos vecinales, como cuando marca la selección española en un partido importante. "España me debe una", dijo Ayuso cuando Iglesias dimitió para presentarse como candidato en Madrid. Pues van dos. Y se va por el estrepitoso fracaso de quedarse al borde de no entrar y porque quería irse, porque si no hay revolución rápida toca trabajar y eso es mucho pedir para un tipo que presentó una tesis hecha de recortes. El asalto a los cielos se queda en un aumento considerable de renta que le permite ya ser un comunista como Dios manda y tocar la puerta del magnate rojo Roures.

No sé si Iglesias podrá disfrutar de ese Madrid en el que uno no se encuentra con sus ex, al menos en lo que a votantes se refiere, pero los tabernarios sí estarán más contentos sin oír su engolada voz, falsa como todo él, y sin ver esa silueta que ha representado tanta maldad política, tanto peligro. Ahora queda que no se vaya de rositas por las causas pendientes conocidas y las que deberían investigarse después de lo de los escoltas matones, que se tapó con sobres, balas y navajas. Si no se investiga, se repetirá.

Lo más sorprendente es que todo esto empezó en Murcia. A alguna mente preclara se le ocurrió la jugada de año, del siglo, el doble mortal con tirabuzón. Pregunten a Ciudadanos cómo fue aquello. Ciudadanos, un partido que perdió 30 escaños de 36 en Cataluña, donde era el partido más votado, y que desaparece de Madrid perdiendo los 26 que tenía. Una alternativa real al nacionalismo que quiso hacerse mayor en la política nacional y que este 4 de mayo ha muerto formando parte de lamentables maniobras con la izquierda creativa. ¡56 escaños en tres meses!

En Murcia saltó una chispa, pero antes de que llegara a Madrid Ayuso hizo lo lógico: cortar la mecha que amenazaba con recorrer media España y convocar elecciones. Naturalidad frente a un pretendido y pretencioso ingenio. ¿No lo pensaron? Era sencillo y aquí se lleva la sofisticación.

La victoria de Ayuso es la victoria del esfuerzo y las ideas, de la causa de la libertad que, por supuesto, estaba y está amenazada desde que Pedro Sánchez pactó con todos los "ismos" enemigos de lo individual; de lo privado, que es lo propio, sea uno rico o pobre. Y frente a esa espontaneidad que apenas necesitaba campaña hay una factoría de artificios e ingenios que contemplan terceras, cuartas y quintas derivadas y dan el poder en una pizarra. Frente a Ayuso, Iván Redondo. Dos tendencias.

La reacción en cadena por el fallo en el reactor de Murcia ya ha superado cualquier posible cálculo de daños para los muñidores. Es el fracaso de la política de diseño, del mero cálculo de poder, de creer que las cosas que importan pueden manejarse con algoritmos o detonantes artificiales. Repitamos, por favor: Ayuso gana a toda la izquierda junta; el PSOE cae al tercer puesto, superado por el partido de Errejón, Ciudadanos se sublima para siempre y Pablo Iglesias se va de la política en busca de más dinero.

El 5 de mayo el resumen es todavía muy positivo. Pero no es buena noticia que un comunismo disfrazado con jersecito de pico y mamás "médicas" se termine tragando como mejor opción que el moño pasionario dimisionario. En cuanto al PSOE, vendrán crisis que poco o nada tienen que ver con el candidato Gabilondo, falso bonachón que no tenía gana alguna de trabajar en la Comunidad de Madrid.

Alguien la ha liado bien liada por pasarse de listo en un hangar de Murcia y hoy mismo empezará la caza.

En Tabernia, estupendamente, mejor que nunca.

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