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José Bastida

La escuela y la falacia de lo público

Ya está aquí la enésima huelga educativa, promovida, alentada y jaleada por el nacionalismo y la izquierda.

Ya está aquí la enésima huelga educativa, promovida, alentada y jaleada por el nacionalismo y la izquierda, que no se cansan de repetir la jaculatoria "Escuela pública y gratuita". Partiendo del axioma de que la fuerza de estos movimientos reaccionarios y totalitarios procede del ámbito educativo, donde moran y campan a sus anchas con su pedagogía del odio (Borges), las huelgas políticas que convocan con premeditación y alevosía sólo intentan reforzar su estatus privilegiado de funcionarios, de ahí la reivindicación de escuela pública y la presión al Gobierno con sus escenificaciones castristas ("La universidad es para los revolucionarios", el psicópata Castro dixit). Ahora, en la huelga de este jueves, quieren echar abajo la muy tímida y tibia ley Wert de mejora de la calidad de la enseñanza porque va contra su acomodaticio modus vivendi.

Todo son disculpas para agitar, intimidar y adoctrinar a padres y alumnos, cuyas asociaciones están controladas por esta casta educativa que funciona como un poder paralelo dentro del Estado y al que nadie osa enfrentarse: ni los gobiernos ni los medios de comunicación, éstos últimos padecen el síndrome de Estocolmo y no sacan a relucir el debate más importante de la sociedad española, que es la necesidad de acometer una profunda reforma educativa que garantice la libertad lingüística, el espacio común educativo, nuevos modos y modelos de aprendizaje e instrucción y el fomento de la escuela privada, para que crezca la libre competencia de saberes y profesiones. En la actualidad no existe escuela privada e independiente en España, porque los colegios concertados son un mal menor, donde las familias pudientes escapan de la politizada y comprehensiva educación pública; pero no hay un sistema que garantice la libertad de currículo escolar e ideario educativo desarrollado por la iniciativa privada, como ocurre en Suecia, un ejemplo de cómo un país se zafa de la dictadura silenciosa socialdemócrata empezando por liberalizar la enseñanza.

Mientras no se aborde con seriedad y rigor la liberalización de la enseñanza, para que el Estado devuelva al ciudadano que lo reclame una parte de sus impuestos en forma de cheque escolar, y se emprenda un cambio estratégico que forme educadores y educandos libres, ilustrados y sin miedo a la vida (erradicando la falacia de lo público), no se avanzará en esta nación deprimida por la mediocridad de las castas políticas y educativas.

En España

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