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José García Domínguez

La rebelión de los mindundis

Eduardo Madina, el candidato presunto a las primarias, encarna eso que Florentino Portero llamó "la rebelión de los mindundis".

Eduardo Madina, el candidato presunto a las primarias, encarna eso que Florentino Portero llamó "la rebelión de los mindundis".

Aun no siendo lo peor de su cohorte generacional dentro del PSOE, Eduardo Madina, el candidato presunto a las primarias, encarna eso que Florentino Portero llamó "la rebelión de los mindundis" en feliz hallazgo retórico. Se refería a la hornada de novísimos dirigentes, apparatchiks nacidos a la política profesional durante el zapaterismo, que, a imagen de su mentor, arriban vírgenes de toda experiencia laboral extramuros del partido. Gentes como Aído, Pajín, Blanco, Chacón o el propio Madina. Seres para los que el aparato de Ferraz y sus intrigas representan, simplemente, su vida. La única vida que han conocido, acaso la única que habrán de conocer.

Helos ahí, criaturas amantadas desde la adolescencia en "las pequeñas y malolientes ortodoxias", como decía Orwell. A qué extrañarse, pues, de que hayan salido sectarios en estado químicamente puro. La derecha se los toma a broma, pero se equivoca. En un país donde el único pensador político respetado por todo el mundo es Peter Pan, siempre hay que tomar muy en serio a las Chacón y a los Madina. Por algo su padre putativo ganó dos elecciones consecutivas sin ni siquiera despeinarse. No se olvide que el pueblo soberano solo dio la espalda a Bambi cuando empezó a conducirse como un adulto tras el célebre decretazo. Al igual que Chacón, tampoco Madina tiene nada en la cabeza. Y es su supremo atributo, el arma secreta que puede proyectarlo a la gloria.

Porque, pese a todo, Rubalcaba es –era– otra cosa: una rémora del viejo paradigma, el último mohicano socialdemócrata de la era de Gutenberg, un anacronismo ajeno a la lógica que rige la política-espectáculo posterior al fin de las ideologías. No así el joven Madina, como Zapatero un maestro en el arte de sustituir la capacidad de raciocinio en favor de la sensiblería kitsch y las emociones pueriles. Rubalcaba es –era– un producto de la imprenta; Madina, de la televisión. El siglo XIX frente al XXI. No existe razón objetiva alguna para presumir que la Gran Recesión de 2007 vaya a resultar más breve que la Gran Depresión de 1929. Ninguna. Es de suponer entonces que el PSOE (o lo que queda de él) aún tendrá una segunda oportunidad antes de que escampe. Zetapé vive, se llama Edu.

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