Menú
José T. Raga

¡Que trabajen los alemanes!

El mensaje es un cántico y un estímulo a la holganza, cual corresponde a las ideologías subsumidas en el principio de que siempre debe ser otro quien resuelva mis problemas personales. Es la apelación al subsidio, a la subvención, a la sopa boba.

Quizá no sea la expresión sea literal, pero aún así, conforma la síntesis del programa de gobierno que el candidato –por lo visto solo hay uno– ha presentado ante sus correligionarios del PSOE, recibiendo el beneplácito efusivo de los palmeros de rigor.

En actitud quasi melancólica, ha tratado la cuestión de los que hacen las cosas bien y los que las hacen mal, apelando a una necesaria solidaridad, según la cual, Alemania debe compartir los beneficios obtenidos, al parecer de la Providencia, con quienes no han merecido atención suficiente del Dios providente.

El mensaje es un cántico y un estímulo a la holganza, cual corresponde a las ideologías subsumidas en el principio de que siempre debe ser otro quien resuelva mis problemas personales. Es la apelación al subsidio, a la subvención, en definitiva, a la sopa boba que premia a necios e indolentes y que algunos confunden con un derecho del hombre en el estado de bienestar.

Atrás queda la cultura del esfuerzo, del estímulo por mejorar, de buscar donde nada hay, y de perseguir la supervivencia dondequiera que se encuentre. Atrás quedan las honestas y esforzadas generaciones de españoles que ante la dificultad buscaron sus oportunidades en lejanos países, todo antes que esperar de la benevolencia del prójimo el mendrugo diario. Aquellos, conscientes de su capacidad y de su estima personal, no regatearon esfuerzos para emprender misiones imposibles.

Fueron ellos los que, dentro y fuera de su propio entorno, hicieron grande a España. Sus rentas todavía son perceptibles hoy para los analistas rigurosos. Aplaudir que trabajen los alemanes y que distribuyamos entre todos su producto, es una ofensa para un pueblo laborioso. Si el candidato, esperaba con ello conseguir votos de seres intrínsecamente parasitarios, es muestra de lo que cabe esperar de su gobierno. Una esperanza que se reafirma en la experiencia de los últimos casi ocho años de mandato socialista, con un destacado Vicepresidente: el candidato.

Todo recurso –también los recursos humanos, físicos e intelectuales–, es escaso, de ahí que deban aprovecharse al máximo para conseguir los mejores resultados y, aclaro algo más: los mejores resultados para provecho propio y para el de aquellos que, careciendo de facultades, no pueden participar de los frutos a los que otros tienen acceso.

O bien el candidato nos asegura que la población española es carente de aquellas facultades, o no estamos autorizados a esperar que los alemanes nos resuelvan los problemas que nos son propios. Lo contrario es optar por el asistencialismo al que conduce una solidaridad ausente de subsidiariedad; si bien reconozco que es la forma de crear dependientes para asegurar la eterna pleitesía.

Comprendo que quienes públicamente han asumido la responsabilidad principal en el derrumbe de la economía española, traten de buscar clientela para pedir turno en la cola de los que pretenden una generosidad no merecida. A fin de cuentas, les ofrecieron el Paraíso y ni siquiera les han dejado la oportunidad del purgatorio.

En España

    0
    comentarios
    Acceda a los 2 comentarios guardados