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Pablo Molina

Schindler en Irak

Estos fieles suníes se juegan la vida para salvar la de cientos de cristianos y yazidíes, puestos en el punto de mira del terror yihadista.

Estos fieles suníes se juegan la vida para salvar la de cientos de cristianos y yazidíes, puestos en el punto de mira del terror yihadista.

Los estragos del terrorismo yihadista en Irak y Siria han provocado la práctica erradicación de las minorías religiosas en las zonas que han caído bajo su control. El éxodo de cristianos y yazidíes hacia territorio kurdo huyendo del exterminio y el horror de los crímenes en masa cometidos por los terroristas del Estado Islámico han interpelado las conciencias de los ciudadanos occidentales como nunca había ocurrido en la historia reciente del Gran Oriente Medio. Las imágenes de la decapitación de los periodistas estadounidenses Foley y Sotloff han puesto de manifiesto el salvajismo de unos fanáticos dispuestos a asesinar a cualquiera que no comparta su credo, y mostrado a todo el mundo, gracias a internet, la amenaza a la que se enfrentan los no musulmanes en las amplias zonas controladas por el EI.

En medio del terror islamista dominante también hay héroes que, en lugar de mirar para otro lado, al amparo de su pertenencia a un grupo libre de amenazas, se juegan la vida para salvar a otros seres humanos, tan inocentes como ellos, con los que no comparten credo.

El diario italiano Il Corriere della Sera publicó el pasado 29 de agosto un emotivo reportaje en el que se recogían testimonios de iraquíes amenazados por el EI que han salvado la vida gracias a la intervención de musulmanes que rechazan el totalitarismo yihadista y la barbarie de sus procedimientos. En dicho texto, del que se ha hecho eco la muy activa plataforma cívica española Hazte Oír, a esos héroes se les llama, de manera bien gráfica, "los Schindler musulmanes". Al igual que el célebre industrial alemán salvó a centenares judíos del exterminio nazi, estos fieles suníes se juegan la vida para salvar la de cientos de cristianos y yazidíes, puestos en el punto de mira del terror yihadista.

En la zona kurda de Erbil, refugio de los cristianos iraquíes que han podido huir de la masacre islamista, se cuentan por centenares los casos de personas que han salvado su vida gracias a vecinos y amigos musulmanes que les avisaron a tiempo, intercedieron por ellos, les ocultaron o los ayudaron a huir. También los yazidíes, masacrados por los yihadistas por considerarlos creyentes en una religión herética, han recibido el auxilio de musulmanes; sirva el caso de un empresario que compraba a mujeres yazidíes vendidas como esclavas por el EI en Mosul y las trasladaba a Bagdad para enviarlas a un refugio seguro en la zona kurda del país.

Pero tal vez el caso más significativo sea del de un mulá casado con una cristiana que en las prisiones de Mosul se encargó de visitar, cuidar y tratar de liberar a numerosos cristianos asirios encarcelados por los yihadistas. Todos hablan de él como un santo por sus desvelos para con los perseguidos, especialmente con las niñas no musulmanas, que suelen ser vendidas como esclavas por los terroristas.

Los musulmanes que así actúan se arriesgan a ser decapitados en la plaza pública por traicionar los principios del islam según los interpreta el EI. A pesar de ser suníes como los yihadistas, estos héroes anónimos siguen ayudando a sus semejantes sin tener en cuenta la religión que profesan, haciendo gala de un arrojo y generosidad cuya verdadera magnitud sólo conoceremos cuando la amenaza terrorista del Estado Islámico haya sido erradicada.

© elmed.io

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