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Pablo Planas

Iglesias, vicepresidente de series

Hay familias que no tienen ni para comer mientras nuestro vicepresidente se pasa las noches mirando seriales de doctores.

Hay familias que no tienen ni para comer mientras nuestro vicepresidente se pasa las noches mirando seriales de doctores.
EFE

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 (la paz galáctica y la sostenibilidad interplanetaria), Pablo Iglesias, también conocido como el Vicepandemias, ha solazado a sus seguidores en las redes sociales con la recomendación de una serie de televisión francesa llamada Hippocrate. Así, el 1 de septiembre nuestro amado líder emitía el siguiente mensaje en Twitter:

No es ni mucho menos la primera vez que Iglesias se expone en las redes, ya sea para contar lo que cree, lo que hace, lo que ve o lo que le pasa. En marzo de 2015, por ejemplo, dio a conocer a través del Facebook que había roto con Tania Sánchez. Ambos publicaron el mismo comunicado en sus respectivas páginas:

Ojalá no tuviéramos que escribir esto aquí. Ojalá nuestra vida privada pudiera ser sólo nuestra pero, para nosotros, eso dejó de ser posible. Ya no somos pareja; nos queremos mucho, nos admiramos, nos respetamos, somos compañeros y compartimos las mismas aspiraciones de cambio político, por las que seguiremos trabajando. Simplemente ya no somos pareja.

Qué pena. No por la ruptura, que es agua pasada, sino porque su vida privada dejara de ser suya, según decían. Nuestro sacrificado Pablo no sólo se dedicaba al ingrato oficio de la política sino que encima tenía que sufrir los rigores de un Paquirrín o un Jorge Javier perseguido por los paparazzi. Vaya tela.

Total que el líder morado, macho alfa podemita, Leninito vallecano y ahora marqués de Galapagar está acostumbrado a dar señales de sus actos privados en las redes y el último rastro en la materia es esa recomendación, la serie de médicos ambientada en un hospital parisino y con una cuarentena como telón de fondo, según la propaganda. No les digo más.

Hiperrealista el ambiente del hospital, asegura Iglesias. Como podrán presumir, le ha caído la del pulpo. Los críticos se dividen entre quienes subrayan que durante la epidemia interminable el ministro de Asuntos Sociales no haya tenido tiempo de visitar un hospital o una residencia de ancianos y sí de ver series y quienes se sorprenden porque al vicepresidente de la ambiciosa Agenda 2030, y que se define en primer lugar como "padre" en su perfil de Twitter, le dé la vida para ver la tele teniendo tres hijos de los que ocuparse.

Claro está que cuenta con defensores que alegan que el vicepresidente segundo también tiene derecho a ver series y a comentarlas si le place, que no va estar todo el rato salvando el planeta y combatiendo al fascio y tal. Sin duda y faltaría más. Es más, como si le da por matar el rato haciéndose moños o probándose pendientes. Lo raro, sin embargo, es que se dedique a cosas tan prosaicas cuando la tramitación del Ingreso Mínimo Vital está tan colapsada que de 750.000 solicitudes sólo se han aprobado 6.000. El contraste es demoledor y habla, como la serie en cuestión, "de las contradicciones, de las grandezas y de las miserias de la condición humana". Hay familias que no tienen ni para comer mientras nuestro vicepresidente se pasa las noches mirando seriales de doctores.

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