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Pedro de Tena

El Corralón de San Telmo y la Chata de Cai

Los bolivarianos de Izquierda Unida tienen la sartén por el mango y el mango también.

En 2012, recuérdese, ganó las elecciones andaluzas el PP, pero aquella marea de cambio cada vez más amplia que representaba vio interrumpida su pleamar política por la operación del perdedor José Antonio Griñán que prefirió ocupar San Telmo con la joroba de Izquierda Unida. Aquella fue una ocupación del poder político andaluz en toda regla, aunque fuese perpetrada desde la legalidad. Por ello, para distinguir su fisonomía sociopolítica de las okupaciones bolivarianas ("exprópiese", "okúpese", "adjudíquese"), la llamaremos corralón, que no corrala. Sepan los jóvenes que corrala es el nombre que recibían aquellas viejas casas con patio donde convivían muchos vecinos pagando un módico alquiler. Por eso, su elección para denominar las acciones de la izquierda montaraz en materia de vivienda, es muy desgraciada. Se infecta un concepto parido por los humildes, pero honrados, españoles de las corralas (en Madrid también las hay) y se convierte en enseña de una bandería. De la ocupación del poder en el corralón de San Telmo a la okupación como sistema sólo había que cambiar una letra.


Lo que nadie esperaba, ni siquiera los extraños, es que gracias a los bolivarianos del comunismo andaluz, Susana Díaz, la presidenta socialista de la Junta quedara como la Chata de Cai, esto es, un poco peor incluso que Cagancho en Almagro. Quedar como la Chata de Cai es la máxima expresión de ridículo que se expende en el Sur aunque nadie sabe su procedencia. La Chata de Cádiz, en realidad, era un señor, Francisco Fontau. No era de Cádiz sino de Pontevedra, corroborando de ese modo que los gaditanos nacen donde les sale de las criadillas. Eso sí, debió ser chato y pionero del espectáculo que luego fue conocido como el bombero torero. Por eso, aunque matador de reses, su nombre no figura siquiera en el Cossío. Algo bien gordo tuvo que hacer este personaje para pasar a la tradición oral andaluza como símbolo del bochorno. Fuera lo que fuera, se ha visto superado por la gesta de Susana Díaz. Cortar un abuso con un decreto para al día siguiente comerse con papas el abuso y el decreto, es insuperable.

Desde luego, y como mínimo, el proceder de Susana Díaz en el caso de la corrala La Utopía ha sido típicamente zapateril, ahí le ha salido la vena, e improvisado. Podía haberse informado bien antes de quién era quién en esa okupación de viviendas. Pero no, lo calificó como un acto de prevaricación (Díaz dixit) de la consejera Cortés –que nos ha salido pasionaria de titulares– y le largó un decretazo en la mandíbula a toda Izquierda Unida y al pacto de gobierno. Tras haberse erigido en representante de la ley y el derecho de todos los andaluces, sólo un día después, Izquierda Unida la ha hecho tragarse el sapo de unas cuantas adjudicaciones dudosas y la ha dejado como el gallo de Morón en la plaza pública.

Si no fue un calentón irreflexivo impropio de una presidenta, ha sido una bajada moral y política de pantalones y una aceptación de ilegalidades e insubordinaciones sin precedentes por seguir en el machito. Ha quedado en evidencia que los bolivarianos de Izquierda Unida tienen la sartén por el mango y el mango también. De hecho, ayer mismo, la comunista Amanda Meyer, se regodeaba anunciando que pronto seguirían las adjudicaciones de pisos a otros okupantes de la corrala. Y mañana veremos.

Que a la presidenta Díaz le fueran ocultados los expedientes relativos a las adjudicaciones de los pisos sin que ello haya derivado en la destitución de la consejera de marras, es, no un síntoma, sino una demostración perfecta de debilidad. Y lo que es peor, o mejor, si Susana Díaz quiere dejar de quedar sistemáticamente como la Chata de Cai, ya no tiene otro camino que ventilar el Palacio de San Telmo y convocar anticipadamente las elecciones andaluzas. Recibir a Botín, a Alierta y demás flora y fauna de la inversión capitalista y al tiempo, ser cómplice de espectáculos como el asalto a Mercadona o la okupación de inmuebles, no es compatible en el mismo corralón.

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