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Pedro de Tena

Griñán no está en sus cabales

No sé qué le pasa a Griñán, pero de forma creciente suelta frases y argumentos que hacen pensar que está perdiendo aceleradamente el oremus.

Hay gobernantes que, cuando empiezan a acercarse a los setenta años sin conocer otra cosa que moqueta, coche oficial, poder y subordinados, que es la altura del caballo del señorito de antaño, dejan de estar en sus cabales de forma progresista, digo, progresiva. Tal vez algunos nunca estuvieron en sus cabales, pero no fue posible advertirlo porque se contuvieron para parecer sensatos. Unamuno distinguía entre un cuerdo y un loco argumentando que el cuerdo era un loco que podía silenciar sus locuras. No sé qué le pasa a Griñán, pero de forma creciente suelta frases y argumentos que hacen pensar que está perdiendo aceleradamente el oremus. Su frase de ayer, "Andalucía es de izquierdas porque es más sabia que otros sitios", es la demostración de que algo no funciona en ese cerebro que él ha creído siempre eminente.

La realidad (desde el INE al Anuario Joly, pasando por otros datos oficiales contrastables), que es tozuda e indiferente a los iluminados, nos dice que Andalucía está a la cola de España y de Europa en PIB, en empleo (sobre todo, en empleo fijo), en convergencia con Europa, en renta; en cuantía de salarios (masculinos y femeninos), pensiones (en todas sus categorías), prestaciones de desempleo; en factores básicos de bienestar (desde vacaciones a ordenadores personales); en residencias de ancianos; en educación (la peor de España); en camas de hospital; en solicitud de patentes; en lectura de libros y de periódicos, en asistencia a óperas, espectáculos de danza y teatro, en bibliotecas; incluso en plazas de cámping, casas rurales, etc. Y, no se olvide, en esperanza de vida al nacer.

Andalucía, eso sí, está entre las primeras por umbral de pobreza y en niños pobres, en familias sin ingresos y parados de larga duración, en hogares que llegan difícilmente a fin de mes, en enfermos en listas de espera, en abandono y violencia escolar, en paro universitario; en colosalismo de las administraciones públicas colosales, las oficiales y las paralelas; en subsidios de diverso tipo; en temporalidad y precariedad de los empleos; en trabajadores que ganan el salario mínimo; en trenes lentos (casi siete horas para ir de Almería a Huelva); en autónomos arruinados por impagos de las Administraciones Públicas; en morosidad oficial, en ayuntamientos en cuasiquiebra; en médicos rurales y enfermeros mal pagados, etc.

Griñán tiene un agujero en la memoria, propio de quienes no están ya en sus cabales o chochean, para decirlo popularmente, que le permite olvidar que el PSOE lleva más de treinta años gobernando en Andalucía. En ese tiempo Andalucia ha dispuesto, junto a dos generaciones para hacer cosas, de más de 600.000 millones de euros, 100 billones de pesetas, en presupuestos ordinarios, más otros 80.000 millones de euros en solidaridad europea.

Claro que a lo mejor lo que ha querido decir Griñán, que ya no se contiene por la edad, es que es el presidente más supersabio de la región más sabia de España porque él y ella son, esencialmente, de izquierdas, a pesar de los hechos, y ser de izquierdas es ser sabio sin demostración. Ya lo decía Lenin: "Si los hechos no concuerdan con nuestra teoría, peor para los hechos". Y peor para los andaluces.

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