Hay que preguntarse cómo este nombramiento de verificador de las negociaciones separatistas-gobierno socialista por el resistente, a la nación española por lo visto, del manual que no ha escrito tampoco, afecta a la Monarquía de Felipe VI. Nos afecta a todos, claro. A más de la mitad de la Cataluña no separatista. A cada una de las regiones que van viendo cómo el privilegio de ser separatista se impone día a día. Al Congreso y al Senado que, por lo visto, ya no representan a la nación española y a muchas otras cosas. Pero, ¿y a la Monarquía?
La figura del mediador verificador aprobado por Pedro Sánchez tiene por función asistir y dar cuanta de cómo se desarrollan las negociaciones del gobierno de España con la minoría separatista y sus 21 condiciones. Pero es que estas condiciones desautorizan con claridad el famoso y más que oportuno discurso del Rey el pasado mes de octubre de 2017.
Recordemos algunos párrafos de aquel discurso y subrayemos las condiciones de los separatistas que, inexplicablemente, el gobierno socialista de Pedro Sánchez, acepta negociar con un verificador internacional, o no.
Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida democrática. Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea proclamada -ilegalmente-la independencia de Cataluña.
Así comenzaba el Rey su discurso del día 5. Y esto dice el segundo punto de la negociación separatistas-gobierno socialista: Reconocimiento del derecho de autodeterminación del pueblo de Cataluña, que se ha de hacer efectivo.
Seguía el Rey: "Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus instituciones históricas y su autogobierno. Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en Cataluña."
Y otros puntos de la proclama separatista dicen:
Admitir que la cultura franquista pervive y es incompatible con la democracia española Admitir que la impunidad de las actitudes fascistas tiene relación directa con esto Compromiso para aislar a los grupos neofascistas
Denunciar los privilegios derivados del franquismo
Iniciar un proceso de desfranquización y de un debate sobre la monarquía
El Rey añadió:
A los ciudadanos de Cataluña –a todos- quiero reiterarles que desde hace décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en ningún lugar del mundo. En la España constitucional y democrática, saben bien que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos.
Fíjense en otros puntos de las bases de negociación del gobierno separatista catalán:
Superar la vía judicial, que ha de abandonarse
Acabar con la limitación de derechos fundamentales
Acabar con la complicidad de la policía y los jueces con la ultraderecha
Terminaba el Rey:
Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos. Y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles de convivir en paz y en libertad. Así hemos ido construyendo la España de las últimas décadas. Y así debemos seguir ese camino, con serenidad y con determinación. En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.
Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España.
Ahora hay que preguntarse cómo queda la monarquía, si conocía o no la decisión de Sánchez de aceptar el punto 4 de la proclama separatista que exige una mediación internacional para negociar de igual a igual y por qué nadie del PSOE dice nada sobre la afrenta que ha perpetrado su secretario general contra la Nación, contra la Constitución, contra las demás regiones españolas y contra más de la mitad de los catalanes.
¿Qué podemos hacer los ciudadanos? ¿Nada? ¿Puede ser tal indefensión posible en una democracia que se precie?