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Gabriel Calzada

Ni Rajoy ni ZP se atreven con las pensiones

Como de los políticos de este país no podemos esperar ese cambio liberador, los ciudadanos tendremos que ir pensando en encogernos de hombros y dejar de colaborar con este chiringuito fraudulento al que nos tienen atados de por vida.

Con la crisis encima y la recesión a las puertas, a Miguel Ángel Fernández Ordóñez le ha parecido conveniente recordar que el sistema público de pensiones es insostenible. Claro que para hacer semejante afirmación no hace falta ser gobernador del Banco de España; basta con entender que el modelo de reparto, que el pensamiento único progresista considera tan social, no es más que una burda estafa piramidal. Sólo con comprender esto puede predecirse fácilmente qué va a pasar en el futuro.

Al lado del timo de las pensiones, lo de las estampitas de Afinsa y Forum es un juego de niños. Sin embargo, a MAFO ni se le pasa por la cabeza la posibilidad de cambiar a un sistema de capitalización en el que las personas se hagan responsables de su futuro mediante aportaciones continuas de una parte de las rentas del trabajo para invertirlas a largo plazo y crear un fondo del que poder tirar cuando uno ya no pueda –o no quiera– seguir trabajando. El principal problema que impide cambiar a un sistema sostenible de capitalización no es técnico sino de incorrección política. Cualquier cosa vale antes que defender públicamente una vía que impida que Papá Estado meta la mano en la cartera de los trabajadores más jóvenes para costear la pensión de los jubilados.

Así las cosas, las soluciones propuestas se apretujan en un estrecho abanico. Por un lado tenemos la versión ZP, que consiste en taparse la nariz para no oler la podredumbre del sistema y decir que el modelo goza de salud. El modelo a lo mejor, pero las pensiones seguro que no. Según los partidarios de esta corriente, el sistema es sólido porque la capacidad del Estado de quitar dinero a cada vez menos trabajadores para pagar la pensión de cada vez más jubilados es casi ilimitada.

Muy cerca de éstos tenemos a los expertos en maquillaje y lanzamiento de balones de oxígeno como el gobernador del Banco de España, Solbes o el señor Pizarro. En términos más técnicos, los que quieren cambios para que todo siga igual tratan de ampliar los años de cotización mínima (incurriendo en una clara suspensión de pagos parcial y encubierta), ampliar el periodo de cálculo de las pensiones hasta llegar a toda la vida laboral, retrasar la edad de jubilación y poner el fondo de reserva público a generar algún tipo de renta. Vamos, alargar la estafa y rezar para que la gente vaya dándose cuenta del timo a pesar del Pacto de Toledo y la propaganda oficial de manera que empiecen a ahorrar de manera privada para evitar el desastre.

Ni los ZP ni los MAFO ni los Pizarro ni los Rajoy de la vida están dispuestos a dejarnos salir del timo piramidal de las pensiones públicas de reparto para que tratemos de capitalizar nuestros ahorros y escapemos al impuesto inflacionista al que nos somete el Banco de España junto a sus aliados europeos. Y, sin embargo, esa es la única posibilidad que tenemos de llegar a tener unas pensiones dignas. Como de los políticos de este país no podemos esperar ese cambio liberador, los ciudadanos tendremos que ir pensando en encogernos de hombros y dejar de colaborar con este chiringuito fraudulento al que nos tienen atados de por vida.

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