La paz que reinaba en el convento de Nuestra Señora de Bretonera en Burgos se rompió el 13 de mayo de 2024 con la publicación de un comunicado con el que las entonces monjas clarisas de Belorado anunciaban su ruptura con Roma. Las religiosas habían decidido abandonar "la Iglesia Conciliar" a la que pertenecían para ponerse "bajo la tutela y jurisdicción de Su Ilustrísima Reverendísima Dr. Don Pablo de Rojas Sánchez-Franco". Un obispo que fue excomulgado en 2019 por un "delito de cisma".
De Rojas, que durante unos meses guio espiritualmente a las hermanas clarisas de Belorado, es el reconocido thucista (seguidor de Nho Ding Thuc, el arzobispo vietnamita que ordenó sacerdote al fundador de la secta de El Palmar de Troya, Clemente Domínguez) que puso en marcha la Pía Unión de San Pablo Apóstol. Pero con la abadesa del convento de Belorado la unión duró poco. Sor Isabel de la Trinidad, la líder de la revuelta que desembocó en el cisma, les invitó a marcharse poco después.
Quienes conocen a esta exmonja (fue excomulgada y expulsada de la vida consagrada el 22 de junio de 2024 junto al resto de las hermanas rebeldes) siempre pensaron que todo lo que estaba pasando obedecía a una lucha de poder. Laura García de Viedma —ese es su nombre secular— se reveló justo cuando debía dejar su cargo de abadesa tras agotar todas las vías posibles para mantenerlo, incluidas las extraordinarias. "Quería perpetuarse", explicaron fuentes eclesiales cercanas al caso a Libertad Digital.
Y, de momento, lo ha conseguido. Aunque ha ido perdiendo seguidoras por el camino. Fundamentalmente por el vaivén de guías espirituales que han terminado desfilando por el cenobio. Una de las salidas más llamativas fue la de sor Paz (María Teresa Roca Peinado), quien -hasta ese momento- formaba parte del núcleo duro de la corriente cismática y aparecía siempre acompañando a su líder. Pero no fue la única. La exabadesa convirtió el convento en ‘La casa de los líos’ (la serie de televisión de Arturo Fernández) y eso no fue del gusto de todas.
García de Viedma ha estado haciendo y deshaciendo a su antojo en una propiedad que pertenece a la Orden de Santa Clara, de la que ya no forman parte ni ella ni el resto de las excomulgadas. Sonadas fueron sus compras escandalosas, la mala gestión económica que ha caracterizado su mandato y la atípica actividad nocturna registrada en el convento. La exabadesa nunca fue una monja al uso. Según pudimos saber tras el cisma, no respetaba los horarios, ni las reglas ni pisaba misa desde hacía un año
Escándalos de la exabadesa
A ella lo que le gusta es vivir bien. "Como una marquesa", señalan algunas de estas fuentes cercanas al caso. Prueba de ello fue la información adelantada por el Diario de Burgos, que reveló que la exabadesa era consumidora de "productos de alta gama", que -y esto es lo peor- no habría pagado en tiempo y forma a los proveedores. Uno de ellos denunció que le debía casi 7.000 euros de una compra de ropa de cama de una "marca exclusiva" que la jefa del convento habría realizado.
El resultado de estos años de descontrol económico, que ha salido salido a la luz tras el cisma, es que las cuentas de Belorado estaban sin blanca cuando Roma nombró al arzobispo de Burgos como comisario pontificio para que gestionara los monasterios de Belorado, Orduña y Derio, inicialmente con el objetivo de que las monjas clarisas recapacitaran y pusieran fin a su ruptura con el Vaticano pero después con el de proteger los bienes de la orden. Las cismáticas llegar a vender las casullas del monasterio por Internet con la ayuda de un familiar para obtener liquidez.
Luego, conocimos que la exabadesa incluso fue más allá. De hecho, hay una causa penal abierta contra la propia Laura García de Viedma, quien está siendo investigada a título personal por la venta de 1,7 kilos de oro en lingotes a cambio de 130.000 euros. Entretanto, la mitad de las religiosas cismáticas se instalaron en Asturias para abrir un "restaurante de clausura" y un criadero de perros (negocio que ya fracasó en el pasado y que habrían querido volver a poner en marcha). Sin duda, este grupo de mujeres poco se parece al de las monjas que solemos ver en los conventos tras las rejas que les separan del resto de los mortales.
A lo largo de este año, se han convertido en una especie de monjas de pega (a día de hoy no lo son) influencer que comparten su vida cotidiana a trasvés de las redes. Las hemos visto trabajando en el huerto o en el obrador, cantando, recorriendo las tierras del monasterio burgalés en un carrito de golf y contando sus experiencias paranormales. Según aseguran, en Derio hay fantasmas. Los han oído arrastrar objetos y hasta les han hecho enfermar. La historia resulta rocambolesca pero estas mujeres y sus guías espirituales no dejan de sorprendernos.
El brasileño Fray Pedro
La nueva estrella de esta comedia de enredos es Fray Pedro. Se trata del "religioso franciscano venido de Brasil que atiende a las hermanas de Belorado", explica el jede de comunicación de las exmonjas —Francisco Canals— en uno de los videos que ha colgado en su canal. El fraile insiste en que ni él ni ellas son "cismáticos", las decisiones que toman dice— son para "proteger a la Iglesia". "Es un movimiento que está creciendo", asegura en referencia al sedevacantismo.
En cualquier caso, él es ya otro personaje más de este serial que podríamos titular como el ‘convento de los líos’. El religioso aparece en diferentes videos hablando de temas como el significado de la tonsura (el corte de pelo de la coronilla rapada), los nudos franciscanos (son tres: pobreza, castidad y obediencia) o el gran problema de la Iglesia (según él, el cambio de valores). ¿Cuál será el siguiente capítulo?