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Agapito Maestre

La carcajada de Clío

La diferencia entre Franco y Rodríguez Zapatero es obvia: en el régimen franquista los pactos entre el dictador y EEUU eran más públicos que ahora, que incluso la ministra de Defensa se niega a dar explicaciones en el Congreso de los diputados.

Los socialistas han conseguido que la ministra de Defensa no comparezca en la sede de la soberanía nacional para explicar por qué este Gobierno ha cedido a EEUU la base militar de Rota, que ya se ha convertido en el eje clave del nuevo sistema de escudos antimisiles. Por suerte para esta señora, y para desgracia de todos los españoles, su no comparecencia evitará que sepamos el fondo de esta cuestión, pero, sobre todo, impedirá que los parlamentarios critiquen la principal contradicción, o mejor, fracaso absoluto de la política exterior de Rodríguez Zapatero. Es menester que se explique con detalle ese fracaso porque, en buena medida, de ese déficit dependerá nuestra autonomía política en el mundo.

No basta con decir que Rodríguez Zapatero fue una pesadilla, que se olvidará después del 20-N. Tampoco tenemos que conformarnos diciendo que Rodríguez Zapatero no tuvo política exterior; aunque hay analistas políticos muy respetables intelectual y moralmente que cuestionan la posibilidad de hablar con propiedad de una "política exterior" de Rodríguez Zapatero en sus dos legislaturas al frente del gobierno de España, yo creo que los gobiernos socialistas han tenido algo más que ocurrencias propagandísticas a favor del propio presidente del Gobierno. Los socialistas españoles, desde el mismo día que llegaron al poder, intentaron dejar claro que toda su política exterior se dirigía contra EEUU, pero, al final de su mandato, no sólo han cedido ante las grandes ideas de la política exterior de EEUU, sino que han entregado parte de la soberanía española a la administración de Obama sin explicárselo a nadie.

A eso le llamo yo la carcajada de Clío, la ironía de la historia, que ha terminado torciéndole el brazo al revolucionario y comprensivo Zapatero con el terrorismo de origen islamista. El tipo que quiso jugar, de hecho sigue jugando a costa del dinero de todos los españoles, con la cruel expresión "alianza de civilizaciones" para socavar las bases críticas de las democracias occidentales contra los regímenes totalitarios de origen islamista, al final ha claudicado entregándose de modo secreto, como ya hiciera Franco en el pasado, a EEUU. La diferencia entre Franco y Rodríguez Zapatero es obvia: en el régimen franquista los pactos entre el dictador y EEUU eran más públicos que ahora, que incluso la ministra de Defensa se niega a dar explicaciones en el Congreso de los diputados.

Sacar, primero, las tropas españolas de Irak sin contar con los aliados de España no fue únicamente un acto de chulería de Rodríguez Zapatero con Occidente, sino un tributo a quienes mataban la cultura occidental. Proponer, en segundo lugar, una "alianza de civilizaciones", que es tanto como introducir un caballo de Troya en la propia ONU –que es una genuina alianza de naciones–, significó no sólo una despedida de las naciones desarrolladas democráticamente de Occidente, sino una claudicación ante los "ideales" filo-terroristas de Jatamí y Erdogan. Y, ahora, no querer explicar la cesión de Rota a los norteamericanos, a todas luces necesaria desde el punto de vista de la defensa de Occidente de un posible ataque de misiles nucleares, revela toda una política exterior de los socialistas que se conoce con el nombre de nihilismo. Su nihilismo es de tal encanallamiento que incluso ha logrado terminar con el único "símbolo" político que le quedaba a la izquierda española en general, y a la socialista en particular, de los tiempos de Franco: Rota, la más hermosa y la más famosa base militar norteamericana, nunca podrá ser ya reivindicada para España. El único símbolo que le quedaba a la izquierda española contra EEUU ha sido pisoteado por Zapatero. La carcajada de Clío humilla al socialismo español.

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