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Amando de Miguel

Sufrir cambios

Naturalmente, se puede decir que uno “sufre” algún cambio, por ejemplo, el que supone el momento de la jubilación o el de la primera menstruación. Pero, en un mundo dinámico como el nuestro, muchos cambios se gozan, porque indican vida, adaptación, aprendizaje, mejoras. Pues bien, con demasiada frecuencia escucha uno lo de “sufrir” este o el otro cambio o transformación. Creo que yo no utilizo jamás ese verbo con el sentido indicado. De ahí mi sorpresa reiterada cuando me encuentro en los exámenes de los alumnos con la cantidad de cambios que “sufre” la sociedad española. ¿No sería mejor decir que esos mismos cambios se “experimentan”? Por mínima que sea la confianza en el progreso, es evidente que los grandes cambios de una sociedad suelen ser para bien. Al menos los cambios revelan vida. Las piedras o las momias se alteran poco o lo hacen con ritmo geológico. Sospecho que la locución “sufrir cambios” es una expresión del latente pesimismo de los españoles, una especie de enfermedad genética de nuestra raza.

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