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Cristina Losada

La coartada

El PSOE no quiere perder votos. Eso es todo. Semos de izquierdas y os prometemos que mañana entramos a saco en el Club de Billonarios de Patolandia y nos llevamos preso al tío Gilito. Así de simple.

Los socialistas ya disponen de su pequeña coartada. Los ricos van a enterarse de lo que vale un peine. Se subirán los impuestos "a los que realmente tienen", ha comunicado Zapatero para alivio de los compañeros y compañeras, que gemían en un sinvivir desde que su sensible líder anunció el final de la alegría y el comienzo del ajuste. Cuando quien menta lo real es un individuo con grandes dotes para negar la realidad, conviene hacer una pausa.

Estamos ante un gobernante que no veía ninguna necesidad de limitar el gasto hasta que le obligaron a aterrizar los socios europeos. Benditos sean. Hay que preguntar, por tanto, quiénes serán, a su variable juicio, los que más tienen realmente. Y mal apunta la cosa cuando no lo ha sabido aclarar ni esa vicepresidenta que transita por los laberintos de la economía con pies ligeros. "Evidentemente, no", respondió Salgado al ruego de si podía explicar qué entiende el Gobierno por rentas más altas. Quién sabe. Vuelva usted mañana. El tiempo lo dirá.

Con la duda nos acostamos y con la sorpresa nos despertaremos. El Gobierno no renuncia a la incertidumbre ni siquiera cuando la credibilidad de España se encuentra por los suelos. Un viernes nos fuimos a la cama tras escucharle a don José Blanco, transformado de nuevo en Pepiño para satisfacer el derecho de los telespectadores, que los potentados ya estaban pagando más. No había que subir (otros) impuestos. Lo que tocaba era reducir los gastos. Idéntica e inédita pasión por el ahorro, similar aversión a apretar tuercas fiscales, mostraban todos los pastorcillos encargados de darle al pueblo la mala nueva de que la fiesta se había acabao. Pues ahora no. Llega una provisión de fuegos artificiales y se abre la barraca del tiro a los ricos, que han de ser los "ricos" que están a tiro y no los que eluden la acción fiscal cómodamente.

Cuestionen, si quieren, los expertos la eficacia en términos recaudatorios y la bondad en términos económicos del último conejo que ha salido de la chistera del presidente. Pierden el tiempo. El PSOE no quiere perder votos. Eso es todo. Semos de izquierdas y os prometemos que mañana entramos a saco en el Club de Billonarios de Patolandia y nos llevamos preso al tío Gilito. Así de simple.

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