Menú
EDITORIAL

25 millones de euros para Castro

Los 25 millones de euros irán directos de los bolsillos de los ciudadanos españoles –que trabajan duro todo el año para producirlos– a la caja de los hermanos Castro.

Cuando los socialistas llegaron al poder en el año 2004, la dictadura castrista vivía sus peores momentos al estar sometida a un severo cuestionamiento exterior. A la tradicional dureza de la administración norteamericana vino a sumarse una postura común europea que cristalizó durante la primavera negra de 2003. Gracias a la cual por primera vez en cuarenta años Fidel Castro y su infame régimen se encontraron entre la espada y la pared. Pero en esas llegó Zapatero, trayendo bajo el brazo una nueva política cubana que consistía en dar oxígeno al dictador para que éste emprendiese reformas democráticas. Esa era, al menos, la teoría.

Lo primero se hizo con sorprendente celeridad. Con la excepción de algunos diputados europeos, la Unión se rindió y levantó las sanciones al castrismo. Y todo a cambio de nada. Se liberó algún preso sobre el que más tarde caería toda la saña de los caciques del régimen y nada más. Ni Fidel Castro ni su hermano y sucesor han efectuado reforma alguna, ni democrática ni de ningún otro tipo. Esta ha sido la práctica.

Visto que la hipótesis de Zapatero no ha funcionado, o, mejor dicho, ha funcionado a la inversa, la Unión Europea, lejos de revisar su postura, ha sido más y más condescendiente con la tiranía cubana conforme han ido pasando los años. Algo inexplicable y que debería poner la cara roja de vergüenza a toda la burocracia europea que contribuye de este modo al sostenimiento de una de las dictadura más antiguas y crueles del mundo. Los europeos y, sobre todo, los cubanos pueden desde ya mismo ir pidiéndoles cuentas.

Con todo, la peor parte se la lleva el Gobierno español, que es el responsable directo de esta iniquidad. El castrismo no sólo ha recuperado la respetabilidad que nunca debió tener, sino que recibe en concepto de ayudas al desarrollo cantidades millonarias. La última transferencia es de 25 millones de euros que, por descontado, gestionará personalmente Raúl Castro. Hacer esto supone saltarse una de las normas elementales en cooperación internacional cuando se trata de dictaduras: no entregar nunca bienes o fondos al dictador. Es exactamente lo que se va a hacer en Cuba. Y todo, una vez más, para que ese odioso régimen se decida a emprender reformas. Reformas que son imposibles en la Cuba castrista porque van en contra de su naturaleza tiránica y liberticida. 

Los 25 millones de euros irán directos de los bolsillos de los ciudadanos españoles –que trabajan duro todo el año para producirlos– a la caja de los hermanos Castro. Puede Moratinos disfrazarlo de lo que quiera o vendernos vanas ilusiones sobre el aperturismo del nuevo líder cubano. Lo único cierto a estas alturas es que, al menos en parte, todos los españoles vamos a financiar al castrismo y que éste no tiene intención alguna de reformarse. Por algo tan nauseabundo aplaude lo más servil del parlamento español con el partido del Gobierno a su cabeza, que, aprovechando la ocasión, se regocija con la próxima visita de Zapatero a la isla. Poco puede hacer el PP frente a tanta sinrazón y en minoría. Mucho, en cambio, podría hacer la sociedad civil si levantase la voz reclamando Justicia, porque el castrismo, a fin de cuentas, no necesita reformas, necesita desaparecer.

En Internacional

    0
    comentarios