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EDITORIAL

La mejor de las causas

Sobran motivos reclamar una vez más el fin de una peligrosa deriva que, como denunció Ortega Lara, equivale al triunfo de la indefensión y la arbitrariedad sobre la libertad y la seguridad

Por séptima vez en poco menos de tres años, los mismos que el Gobierno lleva mintiendo y decepcionando a los españoles con su política de mano tendida a los terroristas de ETA-Batasuna, la Asociación Víctimas del Terrorismo reunió en Madrid a cientos de miles de personas unidas por la reclamación de memoria, dignidad, justicia y libertad para todos los damnificados por el totalitarismo etarra.

Lejos de constituir un despropósito, esta nueva manifestación no se podría haber producido en un momento más oportuno. En primer lugar, la contumacia de Rodríguez Zapatero en la defensa del Partido Comunista de las Tierras Vascas y de Acción Nacionalista Vasca, las nuevas marca bajo las que los proetarras han conseguido regresar a las instituciones, demuestra que el PSOE no ha rectificado un ápice su política de acercamiento a los terroristas. Por si esto fuera poco, en los últimos días hemos sabido que el Partido Socialista de Euskadi continúa manteniendo contactos con ETA. Dos hechos gravísimos que demuestran que el Gobierno sigue empeñado en humillar a las víctimas del terrorismo en aras de una política de apaciguamiento que, como señala acertadamente José Francisco Alcaraz, constituye una auténtica traición al pueblo español, y por ende a la democracia y al Estado de Derecho.

Ilegalización de las organizaciones títere de ETA, disolución de los ayuntamientos gobernados por los proetarras y renuncia a la negociación con los terroristas, tres demandas plenamente constitucionales y apoyadas por la inmensa mayoría de la ciudadanía, esto es todo lo que la AVT y las organizaciones y partidos políticos que la apoyan –PP, UPN, Ciudadanos y UPD– reclaman del ejecutivo. Unas medidas que, como Isabel San Sebastián y Marimar Blanco recordaron en sus discursos, fueron una vez apoyadas por el PSOE, el mismo partido que ahora intensifica su campaña contra todos los que se oponen a su política.

Por tanto, sobran motivos reclamar una vez más el fin de una peligrosa deriva que, como denunció Ortega Lara, equivale al triunfo de la indefensión y la arbitrariedad sobre la libertad y la seguridad. Una exigencia justa secundada ayer por un cúmulo de ciudadanos que de forma pacífica gritaron su apoyo a las víctimas –"no estáis solos"– su repudio al Presidente del Gobierno –"España se merece otro presidente"– y su respaldo a quienes, desde diversos medios de comunicación, defienden la causa de las víctimas del terrorismo –"Federico, no cierres el pico"–. Todo ello bajo un mar de banderas nacionales constitucionales (son otros los que inundan las calles con símbolos antidemocráticos) y rubricado por el himno nacional, patrimonio común de todos los españoles de buena voluntad.

A pocos días de la comparecencia de Alcaraz ante la justicia por la descabellada acusación de injurias contra el Gobierno, miles de españoles han dado de nuevo una lección de dignidad y civismo. Una impecable lección de democracia que, sea cual sea el resultado de las próximas elecciones generales, nadie podrá parar. La rebelión continúa.

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