Menú
EDITORIAL

Montoro y la desfachatez de CIU

Cuando los complejos no permiten a unos ocupar un espacio de denuncia, no hay que extrañarse de que sea la desfachatez de los otros la que lo haga

Bien está que Cristóbal Montoro se haya preguntado "cómo puede ser que haya iniciativas parlamentarias que requieran que el ministro de Hacienda comparezca en el Congreso para explicar lo que está investigando la Agencia Tributaria". No obstante, también podríamos preguntarnos cómo es posible que, ante un escándalo de corrupción tan grave como el que presuntamente afecta al partido gobernante en Cataluña, no haya habido iniciativa parlamentaria alguna por parte del PP o del PSC encaminada a pedir explicaciones a CIU ¿Cómo es posible que la candidata del PP, Alicia Sánchez Camacho, no se atreviera a decir ni una sola palabra de este gravísimo asunto durante el debate televisado?

Entiéndasenos bien. Naturalmente que Montoro tiene toda la razón al declarar que "quien tiene que comparecer es el que tiene cuentas en Suiza no declaradas". Lo que es lamentable es hasta la fecha nadie en el PP se había atrevido a pedir comparecencias ni explicaciones por este caso de corrupción sin precedentes. Esta inexplicable pasividad por parte del PP es la que, paradójicamente, da respuesta a la pregunta retórica que Montoro se planteaba respecto a la delirante comparecencia que CiU le solicitaba. Y es que cuando los complejos no permiten a unos ocupar un espacio de denuncia, no hay que extrañarse de que sea la desfachatez de los otros la que lo haga. La falta de presión política por parte del PP y del PSC es lo que ha animado al partido de Mas y Pujol a tratar de darle la vuelta a esta corrupta tortilla.

Hasta tal punto esto es lamentablemente así que, en la misma mañana en la que Montoro hacia estas declaraciones, la candidata del PP Alicia Sánchez Camacho, al ser requerida por un periodista por este asunto, prácticamente se ha limitado a defender la presunción de inocencia de Mas y Pujol, a condenar y pedir mayor pena para las filtraciones que "dañen la imagen y la honorabilidad de las personas" y a negar que todo este asunto se deba a un "complot del gobierno del Estado".

Esta absurda actitud defensiva y de perfil bajo, típicamente arriolana, podría ser responsable, tanto o más que la desfachatez de CiU, de que llegue a colarse en la opinión pública la creencia de que todo este asunto se debe a una conspiración urdida desde las "cloacas del Estado" dirigida a destruir el presidente de la Generalidad. Y es que, por mucho que haya que defender la presunción de inocencia –incluida la de aquellos a quienes se acusa de filtrar ilegalmente información–, lo decisivo es el fondo del asunto y, muy especialmente, que Mas aclare el origen de los dos millones de euros de la cuenta de su familia en el banco suizo UBS, de la cual él es beneficiario. Todo lo demás es dejarse atenazar por los complejos y el papanatismo. Y ese espectáculo es casi tan poco edificante como el que ofrecen quienes tratan de tapar la corrupción con la bandera de Cataluña.

Temas

En España

    0
    comentarios