Victoria Llopis

El PSOE prepara su ley de blasfemia

Sociedad

El PSOE prepara su ley de blasfemia. Si se aprobara, la libertad de pensamiento, opinión y expresión, y el derecho a la propiedad privada habrán muerto definitivamente en España.

Una sentencia política

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Ánimo, homeschoolers. Acudan a Estrasburgo. En el resto de Europa sí hay homeschooling. Y que cunda.

Hacia el ateísmo de Estado

Sociedad

El que se cargue contra un colegio confesional que enseña a rezar a sus alumnos no es un esperpento más de la España de Zapatero, sino una nueva demostración de que la secta que nos gobierna quiere llevarnos hacia un auténtico ateísmo de Estado.

Una confesión de debilidad

Sociedad

Hacer algo así, en estas circunstancias dramáticas para el país, y sin la menor necesidad real, no es sino un grito de impotencia y una inútil huida hacia delante.

Gabilondo, un peligro público

Sociedad

Gabilondo parecía otra cosa, pero no; participa de los rancios tics que han destruido nuestro sistema de instrucción pública; está abducido por la "secta pedagógica". Puro constructivismo.

Promesas electorales

Sociedad

Si seguimos en la hemeroteca, podemos recordar también que el PP llamó al currículum de EpC "Catecismo del buen socialista". Y con buen olfato Esperanza Aguirre dijo hace poco que el problema de EpC es que amenaza el pluralismo político.

El nuevo culto al emperador

Sociedad

Los nuevos ingenieros sociales, en el enésimo intento de construcción del Hombre Nuevo, se dan cuenta de que sigue existiendo esa molesta institución que señala sin descanso los límites al poder.

Pisoteando a Hipócrates

Sociedad

¿Se imaginan al estudiante de 5º de Medicina, que para aprobar Ginecología ahora tendrá que matar a algún bebé para demostrar que ha adquirido las destrezas necesaria para que Su Majestad el Rey le otorgue el título de Medicina?

Que hable el pueblo español

Sociedad

En democracia no se puede consentir que una minoría imponga sus prejuicios a los demás. Una mayoría parlamentaria no legitima para hacer cualquier cosa, no legitima para desvirtuar la identidad de todo un pueblo. En Suiza así lo han entendido.