Menú
Carlos Pérez Gimeno

Una novia triste y una boda poco creíble

Los novios no se miraron a la cara hasta casi al término de la ceremonia.

En mi vida había visto a una novia más triste y a unos novios tan distanciados el día de su matrimonio. No se miraron a la cara hasta casi al término de la ceremonia.

La ya Princesa Serenísima no podía estar más tensa, con una cara desencajada, y Alberto de Mónaco con ese uniforme, más que Príncipe Serenísimo, parecía un músico de banda municipal, y para remate unos zapatos color barquillo, que ni adrede podían ser más horrendos.

Todo no va a ser malo, la verdad es que la" Serenísima" estaba guapa con ese traje que le sentaba como un guante, no como el del día anterior que era como un camisón y encima una chaqueta que le estaba grande, y le hacía unas tremendas arrugas en el pecho.

Me pareció un acierto el lugar elegido para la ceremonia, la música, y los invitados, me parecieron que iban muy acordes para la ocasión, aunque siempre hay excepciones. A Naomi Campbell ha habido gente que le ha criticado por ir de largo, pero esa señora se puede poner lo que quiera porque es espectacular, y el tocado que lució fue uno de los más acertados.

Desconozco quién asesorará a la princesa Mette-Marit de Noruega a la hora de interpretarse. No se puede ser más paleta. Cómo se viste tan mal, encima aparenta más edad de la que tiene...

Nada que ver con Matilde de Belgica o Máxima de Holanda, que siempre arriesga un poco y va estupenda. En cambio Mary de Dinamarca en esta ocasión se salva por los pelos, Victoria de Suecia correcta, y su hermana Magdalena como siempre mucho más guapa. En cambio quien está ganando puntos, tal vez se deje asesorar por la princesa Catalina, es la condesa de Wessex, Sofia Rhys-Jones. Ya no viste de forma tan mojigata como anteriormente, ese traje ajustado en tonos marrones con ese tocado de lado, todo un acierto.

Como nuestra Familia Real brilló por su ausencia, esta boda tan pintoresca no da tanto de sí, aunque Margarita Vargas de Santaella, esposa de Luis Alfonso de Borbón, que fueron en calidad de duques de Anjou, fue una de las más elegantes, con ese traje en tonos grises y bordado en pedrería, con zapatos con un tacón de vértigo de Christian Louboutin.

La verdad es que los Grimaldi son guapos, el que peor ha envejecido ha sido el "Serenísimo", a pesar de haberse hecho algún pequeño retoque en la cara, tiene una papada que le delata. La princesa Carolina estaba muy guapa, y esa pamela era perfecta. Su hija Carlota es una belleza, lo mismo que fue su madre, y hace una pareja estupenda con su novio, el riquísimo egipcio Alex Dellial.

A Pierre y Andrea Casiraghi, mucho más guapos que sus novias, el chaqué les sentaba muy bien, como a casi todos los hombres, pero la novia de Andrea, Tatiana Santo Domingo, en esta ocasión destacó por fea. El sombrero era terrorífico, el vestido no decía nada... En cambio su futura cuñada, la novia de Pierre, Beatriz Borromeo, iba espléndida con un traje en tonos verdes de pedrería. La princesa Estefanía, en su línea; tanto ella como sus hijas iban en tonos pasteles, y ella no estaba no muy bien peinada.

No entiendo por qué hay gente que se empeña en comparar a la nueva "Serenísima" con la princesa Gracia, si no tienen nada que ver una con la otra.

Ahora lo que hace falta es que desempeñe bien su papel, se adapte a ese principado tan peculiar y haga la vista gorda, y no pida muchas explicaciones al "Serenísimo".

En Chic

    0
    comentarios
    Acceda a los 6 comentarios guardados