La aparición del catalán Andrés Velencoso en la presentación del perfume para el que el modelo ha prestado su imagen fue, como se suele decir, visto y no visto.
Llegó, hizo un breve posado para los gráficos, y una vez finalizado, sin despegar los labios, se dio media vuelta y se marchó, ante el asombro y las lógicas protestas de los allí presentes.
El novio de la cantante Kylie Minogue y ahora también actor no quiso saber nada de la prensa de su país que tanto le ha apoyado, negándose a hacer cualquier tipo de declaración. Pero eso sí, nos enteramos que había concedido una exclusiva para la revista ¡Hola! y otra para el programa de televisión Gente.
Hace falta tener poca vergüenza. Adoptando esa postura deja muy claro que desconoce lo que significan las palabras respeto y educación.
Si no quiere hablar de su vida privada, no tiene por qué hacerlo, se dice y punto. Pero no tiene derecho a despreciar de esa manera a los medios convocados.
En más de una ocasión, Velencoso ha aceptado hacer reportajes, bien solo o con su novia, con la que lleva saliendo desde hace varios años. Pero todo apunta, adoptando esta postura, que cuando no hay dinero de por medio, se queda mudo como Belinda.
Hay que reconocer que tiene un físico estupendo, y su belleza es indiscutible, y en pasarela es bueno. Pero recuerdo haber hablado con él en un certamen de moda en Canarias hace unos años y me sorprendió lo aburrido que es.
Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas, y digo esto porque podría aprender un poco de su colega Jon Kortajarena, que es otro de nuestros modelos más internacionales, y con el que da gusto hablar. Además de no tener nada que envidiarle, es mucho más joven.