Los rumores de distanciamiento en la pareja formada por Charlene y Alberto de Mónaco han sido constantes desde casi su matrimonio, en 2011. Esta vez la publicación alemana Bunte asegura que los príncipes monegascos viven separados en Palacio desde hace ya bastante tiempo y que todas sus apariciones públicas son pactadas, fruto de un protocolo que trata de ocultar la verdad a su país.
De esa manera, el famoso Baile de la Rosa que congregó a toda la aristocracia hace pocos días sería sólo una de esas oportunidades destinadas a negar lo evidente: que Alberto y Charlene viven separados y que, incluso, el ambiente en Palacio es -como poco-, "hostil". La publicación insiste en que la pareja aparece "feliz" en muy "raras" ocasiones, y que la prensa internacional, incluyendo publicaciones españolas o francesas como Vanity Fair o Voici, ya se ha hecho eco de la noticia.
La agenda oficial de Alberto, y la abultada diferencia de edad de más de 20 años, publica Bunte, habrían jugado en contra de la pareja. También sus distintos intereses y hobbies. Según parece, Charlene lo está pasando especialmente mal, y los intentos de lograr descendencia -sin éxito- no ayudan a lograr avanzar en común.
No es la primera vez que estos rumores asaltan la prensa rosa. En los pasados Juegos Olímpicos de Sochi, a los que Alberto acudió en solitario mientras su esposa se refugiaba en el calor del Caribe, la noticia comenzó a tomar cuerpo más allá de la mera rumorología. Un descanso, el de Charlene, en un paraje vacacional en el que fue fotografiada con una serie de amigos con los que la princesa aparecía muy relajada e incluso en actitud cariñosa.
De momento, no hay respuesta desde instancias oficiales, y se insiste en que la pareja sigue tan unida como en el momento de la boda.