Jorge Juliá Díez de Rivera, o el marqués de Cirella, estaba separado de su mujer Katherine Mary Brereton Travers desde hacía unos años, y su relación era muy complicada por cuestiones económicas.
Según me cuentan, era una persona con muy buen carácter, y muy simpático, pero no llevaba nada bien que la madre de sus hijos mantuviera una relación con otra persona en Inglaterra después de su separación. El matrimonio tenia cuatro hijos; el mayor vive en Canarias, la hija en Italia y los pequeños vivían en Madrid, y se turnaban para estar con el padre.
El marqués estaba jubilado y había sido comandante en una compañía aérea. La que fuera su mujer había viajado a Madrid para tratar temas del divorcio, y cuando entró en la casa, en la exclusiva urbanización de Somosaguas A, en el jardín le estaba esperando el marqués, que le disparó dos tiros y a continuación se suicidó. El suceso ocurrió a las 14 horas del pasado domingo, y los disparos se escucharon en todo el complejo. Paradójicamente, en ese mismo lugar ocurrió el famoso asesinato de los marqueses de Urquijo hace cuatro décadas.
El aristócrata tenía licencia de armas, porque era un gran aficionado a la caza y poseía un gran poder adquisitivo. Su padre ostentaba el título de marques de Juliá, y su madre María Dolores, era condesa de Almodóvar, el matrimonio tuvo 9 hijos y Jorge era el octavo. Una familia de mucho dinero aparte de títulos nobiliarios: el hermano mayor, Camilo Javier es el actual marques Someruelos, de Juliá, que es Pontificio, a también conde de Almodóvar con Grandeza de España.
El trágico suceso ha dejado consternado a tanto a la familia como a la cantidad de amigos que tenían, que nunca se hubieran imaginado este terrible final.