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La clase política madrileña en la Pradera de San Isidro: entre rosquillas, entresijos y gallinejas

La clase política madrileña, unos más que otros, rinden devoción al santo patrón de la ciudad. ¿Se visten adecuadamente a la ocasión?

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Madrileñismo cañí, de quien sabe bien lo que le sienta. Con chaleco, parpusa de rigor y clavel rojo pasión, la presidenta de la Comunidad de Madrid se vistió por última vez de chulapo en 2019  y debería volver a hacerlo. 

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Esta imagen se podría definir como lo que pudo haber sido y no fue. Ni Ignacio Aguado, ni una elegante Begoña Villacís ni Albert Rivera se dedican ya a la política y cada uno a vuelto a la empresa privada. Por aquel entonces, Rivera todavía creía ser el líder de la oposición, Villacís, la alcaldesa que nunca fue y Aguado, como la persona que se creyó que podía con Isabel Díaz Ayuso y se quedó en el intento. Se podrían haber esmerado más en el vestuario, la verdad. 

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El Alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y al igual que su partner Isabel Díaz Ayuso, no ha vuelto a vestirse de chulapo desde 2019. Teniendo en cuenta lo bien que se le da el chotis, que incluso lo ha puesto de moda como baile nupcial, este año debería volver a vestirse de chulapo. Seguro que combinaría perfectamente con la cara de felicidad que tiene desde el 6 de abril. 

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Rocío Monasterio y Javier Ortega-Smith, en aquellos días de vino y rosas. Parece mentira que Monasterio no se mimetizara más en el casticismo y decidiera peinarse un poco mejor,  junto a Ortega-Smith, un chulapo XXL con parpusa estilo Peaky Blinders. 

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Esperanza Aguirre, es toda una trendsetter.  Fue la primera en aparecer en rueda de prensa con peeptoes y calcetines y los puso de moda, al igual que fue la primera política en vestirse de chulapa para ir a la Pradera en 2007, de blanco y azul. creando tendencia. 

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Los entresijos y gallinejas de la Pradera serían para Iñigo Errejón, Rita Maestre y Mónica García por confundir tradición con atrezzo del malo, y porque su look chirría por todos los lados, sobre todo el de Maestre. Su combinación imposible de colores y estilo es terrorífica. 

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2023 fue año electoral y Reyes Maroto apareció en la Pradera de San Isidro con un vestido de chulapa en colores corporativos socialistas. Aprovechó para posar con Juan Lobato, que quería ir de chulapo pero se mimetizó en monosabio de Las Ventas. 

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Begoña Villacís, que tiene cuerpazo y lo sabe, ha acertado siempre que se ha vestido de chulapa. En esta ocasión, acudió acompañada del ex secretario general de Ciudadanos Adrián Vázquez Lázara, antes de que se fuera a formar parte de la  candidatura de las europeas con el PP. 

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Otra política que apareció en año electoral por la Pradera, fue una desubicada Yolanda Díaz, que no sabía muy bien que hacía por allí. Allí se la vio posando con los chulapos Alejandra Jacinto y Roberto Sotomayor. Su repercusión fue igual que los resultados electorales que obtuvieron en 2023: ninguno.

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Ya sabemos que en la Pradera de San Isidro, además de degustar rosquillas, embriagarse del olor a fritanga de los entresijos y las gallinejas (además de otras viandas) también se bebe, claro. Mayoritariamente la gente acude a beber agua del Santo, que dicen que es milagrosa. Maroto, Lobato, Isabel Rodríguez y el delegado del Gobierno en Madrid y amigo de Pedro Sánchez, Francisco Martín, se animaron con los cachis de cerveza. Obviamente, al no beber agua del Santo, este no pudo obrar el milagro electoral. 

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