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El espectacular menú omakase del Quintoelemento

El chef Juan Suárez de Lezo prepara un espectacular menú de 12 pases para disfrutar a lo grande de su cocina japonesa.

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Empezamos con un par de ostras, la ya clásica ostra ponzu que fusiona el sabor del mar con la salsa. La otra es una absoluta maravilla. El gunkan de ostra con caviar, en el que la mezcla del arroz del sushi con la ostra y el caviar lleva a este marisco a un nivel supremo. Sin duda un umami de libro.

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Un sushi bar donde tomas el menú omakase está realizado en ónix rojo que contrasta con el llamativo mármol luminious de las barras de coctelería.

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El king crab braseado con mantequilla de limón y caviar es de otro planeta.

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El Sky Restaurant, de 800 m2, se encuentra en la séptima planta y ofrece una experiencia gastronómica y audiovisual espectacular y envolvente: videoarte, pantallas led interactivas de gran formato y video mapping que evolucionan, mutan y se transforman, proyectándose en paredes y en una gran cúpula que se abre en su totalidad al cielo de la capital.

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Brutal cono crujiente relleno de mus de hierbas y tartar de salmón marinado con huevas de tobiko.

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También destaca el tartar de atún, helado de miso ibérico y yema de huevo encurtido en ponzu y coronado con caviar. De nuevo la mezcla que vas degustando cucharada a cuchara envuelve tu boca con deliciosos matices.

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Detrás de las barras de Quintoelemento se agitan las cocteleras para crear sabrosos tragos, deliciosas mezclas y combinaciones exóticas. Una opción perfecta para empezar, terminar o para maridar con la carta este verano y disfrutar de la experiencia que el espacio ofrece.

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Lo peor del menú es la tempura de shiso con vieira trufada acompañada de mojo de piparras, que es demasiado grande por lo que la tempura se come el sabor del resto, eso sí, el mojo de piparras es para comercializarlo.

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En continua evolución, el espacio ofrece una experiencia inmersiva que envuelve y atrapa al comensal bajo una espectacular bóveda 3D que se abre inmensa al cielo de la capital.

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Del niguiri suke de salmón y el gunkan de salmón con huevas y ralladura de lima, sin duda me quedo con este último.

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Buenísimo el gunkan de salmón con huevas y ralladura de lima.

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La bóveda, elemento clave del espacio y de la experiencia, cuenta con una de las mayores pantallas cóncavas retráctiles, en una instalación de estas características, con una superficie de 180m2 donde se proyecta contenido de ultradefinición 4K.

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De la dupla de niguiri de atún sellado y el niguiri de atún toro con caviar también sobre sale el último, sobre todo por la calidad del toro y la corona de las huevas de esturión.

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Los elementos de madera están muy presentes en la decoración, acogiendo al comensal entre las espectaculares paredes revestidas pieza a pieza con mosaico de madera de roble y pino.

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El niguiri de hamachi con huevas y jalapeño está buenísimo pero el niguiri de wagyu y foie es exquisito.

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Los dos últimos niguiris, que llegan con la espectacular presentación que aporta el hielo seco y ese humo que sale del plato y que es tan visual y fotografiable, son el niguiri de carabinero y el soft king crab tempurizado.

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El diseño y la ejecución del proyecto de arquitectura e interiorismo ha sido desarrollado Carolina García García —arquitecta superior del C0AM— en colaboración con el equipo creativo de Grupo Kapital.

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El niguiri de carabinero, que es impresionante, y el soft king crab tempurizado que tanto me gusta.

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Para redondear este espectacular viaje por Japón, un delicioso caldo aromático con jengibre, anís estrella y lima kafir con ravioli de cangrejo.

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En la sexta planta se encuentra la bodega, que alberga una cuidada selección de mas de 200 referencias y que hará muy felices a los amantes de los buenos vinos.

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De postre, acompañado por otra copa de champán, un refrescante cremoso de fruta de la pasión con sorbete de yuzu.

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En el menú omakase está incluido una jarrita de sake.

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La increíble bodega, con más de 200 referencias –entre ellas Flor, de Pingus; Valbuena 5º, Pintia y Alion, de Vega Sicilia; Macán; o Castillo Ygay, de Marqués de Murrieta– con una zona más reservada especial para celebraciones privadas y que ocupa 300 metros cuadrados.

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El chef de Quintoelemento, Juan Suárez de Lezo.

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