Hace 14 años que Iván Morales y Álvaro Castellanos fundaron su Taberna Arzábal como ese salto al vacío del acantilado de Lequeitio que da nombre al proyecto. Pero visto el resultado fue una caída cuando la marea estaba alta por lo que el éxito les ha acompañado desde entonces gracias a un esfuerzo titánico y una clara filosofía de ofrecer productos de máxima calidad en un ambiente para disfrutar y en el que la barra cobra un gran protagonismo.
Arzábal Retiro –Avenida de Menéndez Pelayo, 13– rinde homenaje a esas tabernas en las que la barra y sus mesas altas son el centro de una grata experiencia gastronómica con elaboraciones muy cuidadas y materia prima de calidad obtenida en el momento precioso que se unen a otros platos tradicionales pero con un toque actual que sigue conquistando a miles de comensales todos los días de la semana en un enclave único a los pies del parque del Retiro.
Una amplia carta que rinde homenaje a las barras y que va cambiando en función de la temporada como apreciamos en su adelanto de la carta de otoño, productos que se alternan con los clásicos exitazos de Iván y Álvaro como sus maravillosas croquetas de ibérico elaboradas con leche de oveja latxa (17€), entendemos que el grupo venda 4.000 croquetas al día desde su Croquetería en el Mercado de San Miguel, donde también tienen sus puestos de Arzábal Market y los más recientes de Madrí y Hermanos Pollo, de los que ya os hablé en Libertad Digital.
O la impresionante oreja crujiente con salsa brava (10€), apta incluso para aquellos haters de la casquería ya que su tratamiento y desgrase hace que enamore a todos. Unos deliciosos bocados que probamos después de degustar un rico aperitivo de mantequilla salada que llega a la mesa en un gran cubo para untar en un espectacular pan. Espectacular también el salpicón de marisco (M 15€ / E 26€), con producto de calidad a base de gambas blancas, langostinos, carabineros y mejillones con el aliño justo de vinagre y aceite de oliva virgen extra.
Producto de temporada
En la cocina de Arzábal Retiro se rinde culto al producto con una extensa propuesta de fuera de carta en función del mercado y con constantes variaciones por la temporada. De ahí nos llegan a la mesa otros dos platazos como adelanto de la nueva carta de otoño. Una amanita caesarea, recolectada en el momento justo para que esté cerrada lo que le permite servirla como un carpaccio y con el aliño de AOVE, sal y pimienta, para disfrutar todo su sabor a campo. Muy buenos también los boletus a la brasa con yema de huevo que terminan de emplatarlo en la mesa mezclando la yema con las setas. Y como no hay dos sin tres, también probamos unos buenísimos puerros confitados (19€), terminados a la brasa y salsa romesco para asemejarlos a los tradicionales calçots.
En Arzábal Retiro puedes disfrutar de su propuesta gastronómica de lunes a domingo en cocina ininterrumpida desde las 12:30h en sus tres ambientes, desde la terraza a los pies del Retiro –Avenida de Menéndez Pelayo, 13– a la barra para ese tapeo informal con disponibilidad de toda la carta o en la sala para esas veladas tranquilas para gozar con la sobremesa. Además, la bodega acompaña a la perfección ya que cuenta con más de 300 referencias entre vinos nacionales e internacionales, sidras, espumosos y dulces, también disponibles por copas. Nosotros acompañamos la experiencia con un verdejo Monopole DO Rueda elaborado por Bodegas CVNE.
Terminamos la cena con otro de sus platos clásicos, una exquisita raya a la mantequilla negra (25€), cocinada con su tradicional salsa de mantequilla negra y alcaparras. También tiramos de los clásicos con sus postres, como la maravillosa torrija y su helado (9€).
Arzábal Retiro se ha convertido por mérito propio en uno de esos templos del producto en el que vas a comer y beber muy bien con un ticket medio entre 60-80€, vas a disfrutar de su ambiente en una de las zonas más de moda de la capital y que te permitirá seguir de copas por ejemplo en Florida Park.
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