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Juan Manuel González

Crítica: 'Un héroe', de Asghar Farhadi

Un héroe, nominada al Oscar como Mejor Película en habla no inglesa, conduce al espectador por la odisea de un hombre que decide devolver un bolso en el régimen iraní.

Un héroe, nominada al Oscar como Mejor Película en habla no inglesa, conduce al espectador por la odisea de un hombre que decide devolver un bolso en el régimen iraní.
Un héroe, de Farhadi. | A Contracorriente

Como un thriller desplegado en clave dramática, casi documental, Un héroe supone el regreso a Irán de Asghar Farhadi (doble Óscar por Nader y Simin, una separación y El viajante) tras salpicar su carrera con un par de paréntesis europeos. La película sumerge al espectador en una trama hitchockiana pero desnuda de aparato formal con un inesperado héroe, preso por una deuda, devolviendo un bolso solo para verse atrapado en un lío peor que el que le llevó a la cárcel.

La vulnerable interpretación de Amir Jadidi conduce al espectador por un viaje frustrante por la fontanería del régimen iraní, una pesadilla teocrática entre obsoleta y diabólica pero a la vez extrañamente familiar en todo el globo terráqueo, en tanto parece diseñado para agotar, exprimir al individuo, y en el que la entrada en escena de las redes sociales solo parece haber tornado las cosas a peor. Un héroe, Gran Premio del Jurado de Cannes del año pasado, es una mezcla de realidad y cine de género en la que el espectador se da un baño absoluto en todo un sistema social al tiempo que vive un suspense caracterizado por un pulso comedido pero firme, un ritmo que ciertamente engaña: el filme, desnudo de artificios, almacena sin embargo tantos giros dramáticos como un trepidante culebrón.

El resultado tiene secuencias que son pura incomodidad en una película narrada con absoluto rigor y cero ironía. Sustituyan una "set-piece" de acción por el relato imposible de los encuentros de Hadid, un tipo a la vez ingenuo y admirable, entrañable pero con doble cara, con los Servicios Sociales de la ciudad de Shiraz, y el resultado sería similar en cuanto a tensión. El extraño, oscuro, limitante conglomerado de Justicia, Honor, Familia y Estado "alla maniera" iraní queda plasmado en una película incómoda, inflexible y honesta, apasionante en sus propios términos, que acaba congraciando al espectador con el ser humano de una manera íntima (repetimos: fenomenal héroe Amir Jadidi) pero a la vez detestando la miseria de todas sus construcciones.

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