Menú
Rosa Belmonte

Lo de Ava Gardner y Churchill

Notorious Ediciones ha publicado 'Mi vida con Miss G', de Mearene Jordan, el libro capital sobre Ava Gardner.

Notorious Ediciones ha publicado 'Mi vida con Miss G', de Mearene Jordan, el libro capital sobre Ava Gardner.
Ava Gardner en Madrid en 1961 | Cordon Press

Ava Gardner ha tenido quien le escriba. Entre nuestros autores está Marcos Ordóñez, tanto en Beberse la vida (Aguilar) como en Big Time: la gran vida de Perico Vidal (Asteroide). También Paco León la ha llevado a la ficción con Arde Madrid. Y contó que muchas ideas las sacaron de Living with Miss G, "que son las memorias de la criada negra que asistía a Ava". Desde luego, es el libro capital sobre Ava Gardner.

living-with-miss-g.jpg

Uno lleno de historias tan divertidas como sorprendentes, tan esclarecedoras como impactantes. Lleno de martinis. Notorious Ediciones ha publicado ‘Mi vida con Miss G’, de Mearene Jordan. Rene para Ava. Desde las primeras páginas una se bebe el libro escrito por una mujer nacida en 1922, el mismo año que Ava Gardner, aunque una en enero y la actriz el día de Nochebuena (claro que se quejaba de los de los regalos). Murió Mearene a los 92 años en 2014. Se había establecido en Sacramento en 1975. Una de las veces que se cansó de Ava Gardner y se fue a hacer un curso de esteticista para abrir su propio negocio, cosa que hizo en Sacramento. Lo que no quiere decir que no volviera con Ava Gardner. Se echaban de menos. La última vez que la vio fue en 1989 (murió en 1990).

Estuvieron juntas desde 1946, gracias a que la hermana de Jordan trabajaba para Artie Shaw y Ava Gardner. Vio que la pareja iba a romper. Se la recomendó y cuando la actriz que todavía no era una estrella se fue a vivir a un apartamento la contrató. Cuanto más dinero ganaba Ava, más ganaba Mearene. Al principio, una miseria ambas. Artie Shaw era un tacaño de mucho cuidado, cosa que Ava y Lana Turner (esposa anterior) comentaban a menudo. Luego coincidirían con Frank Sinatra. Lo de Shaw, nada que ver con los dispendios de Howard Hughes, que también le pidió matrimonio. Howard Duff y Robert Walker (angustiado por el fin de su matrimonio con Jennifer Jones) pasan por las primeras páginas.

Mientras en Soborno Robert Taylor (casado con Barbara Stanwyck) tenía las mismas intenciones que todos con Ava, Charles Laughton le leía la Biblia. Era por su bien. Creía que tenía talento, pero necesitaba mejorar la dicción.

"¿No te parece un encanto? Lo cree de verdad. Me lee pasajes de la Biblia y de obras de Shakespeare para que los repita siguiendo sus indicaciones".

En el apartamento de Miss G se gestó que Nat King Cole grabara "The Christmas Song", compuesta por Mel Tormé y Robert Wells, y gracias a ello, Ava Gardner conoció a Frank Sinatra. Bueno, ya lo había visto cuando estuvo casada con Mickey Rooney ("Si Mickey no te hubiera encontrado antes, me habría casado contigo").

España es una gran protagonista en el libro

Cuando Ava vino a rodar Pandora y el holandés errante, Rene se quedó cuidando a Frank.

"Durante las vacaciones en España Miss G decidió disfrutar de la vida con el abandono de un saltador de trampolín que se ha olvidado de que la piscina está vacía".

Estaba enamorada de Sinatra, pero se despertó al lado de Mario Cabré, el primer torero al que conocía.

En Mogambo, Sinatra contrató

"al carpintero del campamento para que construyera una pequeña cabaña donde instalar una bomba y mangueras para traer agua del río y que Miss G. se pudiera duchar. Quedaron los dos encantados y Frank la volvió a dejar embarazada, lo que supuso otro viaje a Londres".

A Ava Gardner no le fascinó África, pero mantuvo una buena relación con Ford hasta el final en su cama del hospital.

ava-gardner-sinatra.jpg
Robert Walker y Frank Sinatra

No voy a ir al lugar común de su vida en España, aunque el libro cuente muchas cosas. De cuando vivían en La Bruja y de cuando se fueron a Doctor Arce. Por ejemplo, que no le gustaban los toros. "No sé cómo lo hacía para presenciar eso. No lo entiendo" (palabras de la propia Ava). Pero sí a algo que pasó fuera cuando vivía aquí. Era amiga de Grace Kelly desde Mogambo, la princesa de Mónaco la había invitado al palacio y estaban tomando copas. "¿Por qué no bajamos al puerto, para variar?, dijo la princesa. "Grace, ¿a qué te refieres? ¿Quieres que un par de bombones de mediana edad vayan a ligar con marineros?". Se morían de risa. Lo que Gracia de Mónaco proponía era ir al barco de Onassis, que estaba en el puerto. Y tenía a bordo a Winston Churchill. Ava adoraba a Churchill tanto como a Roosevelt (al que había conocido casada con Mickey Rooney). "No había duda de que los dos habían salvado mi mundo y les estaba profundamente agradecida". Rene había preguntado al final de su vida a Ava si se arrepentía de algo. "Onassis y Churchill", dijo. Después de haberlos conocido con Gracia de Mónaco, regresó a España y recibió una llamada de Onassis invitándola a un viaje en el barco con Churchill por las "Indias Orientales" hasta llegar a Nueva York. Unas seis semanas parando donde les apeteciera. "Sir Winston me ha pedido que te invite". No se arrepentía Ava de no tener las joyas de Howard Hughes o de haber rechazado películas, pero lo de no aceptar la invitación de Churchill le parecía ridículo. "No tenía otra cosa que hacer que dar vueltas por Madrid y bailar flamenco". En realidad, dijo que no porque no quería pasar seis semanas con Onassis. "No creía que fuera a violarme, pero tal vez se produciría alguna situación embarazosa". Rene le dijo que tal vez estuviera en lo cierto. Y Ava levantó la voz:

"No es verdad. Sabes perfectamente que cuando dices no la mayoría de los hombres te dejan en paz. Cualquier hombre respetable lo haría y la mayoría de los indecentes también. Otra cosa es si están locos o son unos violadores".

A este respecto, habría que ir a la obsesión enfermiza del violento George C. Scott por Ava Gardner. Pero mejor leer el libro.

Temas

En Cultura

    0
    comentarios