Si algo funciona no se toca. Eso es lo que ha debido pensar Tito Vilanova, que ha apostado en este primer partido de pretemporada ante el Hamburgo, solventado con victoria (1-2), por el dominio, el toque y la solidaridad. Todos trabajan para todos. El rival era más fuerte de lo que, a priori, se podía pensar. Éste era su octavo partido de pretemporada y salió con todos sus titulares de inicio.
El Barcelona presentó un equipo plagado de canteranos y no pudo contar con su estrella, el argentino Leo Messi. Unos 57.000 espectadores se dieron cita en el Imtech Arena para animar a su equipo y no contribuyó a disminuir la presión. A pesar de la falta de rodaje, el equipo azulgrana se puso muy pronto por delante. Antes de los cinco minutos, Dani Alves anotó el primero. Diez minutos después, Afellay pidió penalti cuando fue a recoger un balón rechazado por el portero, a disparo del incisivo Gerard Deulofeu.
Pinto tuvo poco trabajo durante todo el partido y el poco que tuvo lo desbarató bien. En el minuto 20 de partido, el turco Arslan empató el partido tras aprovechar un balón que había pegado en el larguero. El tanto no alteró en nada el juego azulgrana, que volvió a tener el control del balón y a sumar una y otra llegada. En el 37, un robo de balón de Alves habilitó a Afellay, que disparó fuerte a portería y el rechace del meta fue a parar a los pies del joven Deulofeu que aprovechó la oportunidad y marcó el segundo y último tanto del partido.
En el segundo tiempo, el Barcelona cambió todo el equipo a excepción del portero. En el 64, el Barça tuvo que pedir al árbitro que dejase entrar a un jugador que ya había jugado ya que Muniesa se lesionó y estaban con diez. Bartra, que ya se había duchado, volvió al campo.
Con un Barça más joven en el segundo tiempo, el equipo azulgrana estuvo un poco más acorralado por los alemanes, pero las mejores ocasiones volvieron a ser de los de Vilanova. Cristian Lobato perdonó el tercero tras fallar un gol a puerta vacía.