Siempre con la extrema izquierda y el nacionalismo como protagonistas, en esta legislatura en el Congreso se han lucido camisetas variadas, se han realizado strepteases e incluso se ha roto un ejemplar de la Constitución en la sede de la soberanía nacional.
Uno de los diputados que más se ha distinguido por sus continuas payasadas ha sido Joan Baldoví, el portavoz de Compromís. Baste recordar la camiseta que lució para recordar a los muertos en el accidente del Metro de Valencia en 2013, aunque su momento estelar fue el streptease que protagonizó para denunciar los desahucios en abril de 2013.
Grandes momentos dialécticos nos han ofrecido también Alfred Bosch y Joan Tardà, de ERC. Más austeros en sus puestas en escena, que reservan para los aquelarres secesionistas en Cataluña, provocaron su expulsión del Congreso al utilizar el catalán durante un debate el 11 de abril de 2013. No contento, en otro debate Bosch probó con el inglés. Fue expulsado por Celia Villalobos.
Insuperable fue la performance del portavoz de Amaiur Xabier Mikel Errekondo, que en un debate sobre la reforma educativa escenificó su rechazo aplicándose un "autocastigo" durante su intervención en la tribuna, colocándose con los brazos en cruz y un libro en cada mano.
No se quedan atrás los de Izquierda Plural. La exhibición de camisetas reivindicativas o la de cartelitos desde sus escaños ha sido una constante en la legislatura de las mareas que ellos mismos organizaban.
Aunque el climax del espectáculo se produjo durante el debate de la abdicación de Juan Carlos I el 11 de junio de 2014. Hubo de todo. Los once diputados de la Izquierda Plural acudieron con escarapelas con los colores de la bandera republicana y, cuando Posada les recriminó, se pusieron en pie con pancartas que reivindicaban un "referéndum ya". Sobre la Monarquía, se entiende.
El proetarra Sabino Cuadra no se quiso quedar atrás y subió al estrado con una camiseta con la leyenda "derecho a decidir" y exhibió una bandera vasca. Alfred Bosch inició su intervención proclamando la "república catalana" mientras Baldoví entonó el "habla pueblo habla" y mostró una portada de la revista El Jueves para denunciar la censura.
La guinda del pastel de los despropósitos la puso el 16 de septiembre Sabino Cuadra cuando rompió un ejemplar de la Constitución ante la indiferencia del presidente del Congreso. Vista la impunidad por saltarse las reglas, se negó a retractarse sin que haya sido sancionado.