La etarra Natividad Jáuregui, reclamada por la Audiencia Nacional por el asesinato del teniente coronel Ramón Romeo en 1981, será entregada este domingo a España. La terrorista fue detenida el viernes en Gante, después de que el Tribunal de Casación belga rechazara el recurso presentado por sus abogados y aprobase su extradición a nuestro país el pasado martes.
Hasta ahora, los tribunales belgas se habían negado a extraditarla hasta en tres ocasiones, rechazando las euroórdenes que la Audiencia Nacional había emitido en 2004, 2005 y 2015, alegando que, de ser entregada, se violarían sus derechos fundamentales.
El caso dio un giro de 180 grados cuando, en julio del año pasado, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó a Bélgica por haber rechazado la extradición sin haber investigado suficientemente sus sospechas de que en España se iban a violar sus derechos fundamentales. Además, obligó a las autoridades del país a indemnizar a la familia de Romeo.
Tras conocer el fallo del TEDH, la Audiencia Nacional emitió una nueva euroorden en octubre del año pasado, que, ahora sí, la justicia belga ha decidido ejecutar.
Mariscadas y solidaridad… con los delfines
Jáuregui, que lleva fugada más de 30 años, ha estado viviendo en Gante como una ciudadana más. Alí ha trabajado como cocinera tanto en restaurantes como para familias particulares. Incluso, participó en la elaboración de un libro junto cocineros de distintos países y no ha tenido reparo en colgar fotografías en su perfil de Facebook en las que aparece disfrutando de una mariscada.
Las imágenes causaron un gran revuelo, puesto que no venían sino a demostrar la tranquilidad con la que vivía esta terrorista, que incluso ha abanderado recogidas de firmas en change.org contra la masacre de delfines en Japón.
Un tiro en la nuca
Jáuregui, conocida como la Pepona, asesinó a Ramón Romeo el 19 de marzo de 1981 cuando éste salía de la basílica de Begoña en Bilbao. Apenas traspasó el umbral, la etarra, que había permanecido en el interior del templo durante la misa, sacó una pistola y le disparó en la nuca. Romeo fue trasladado entonces a la Clínica Virgen Blanca, donde le transfundieron hasta catorce litros de sangre antes de someterlo a una delicadísima operación en la cabeza.
Su parte médico daba cuenta de una laceración cerebral y estallido de la bóveda craneal, con desgarros en las meninges y seno longitudinal superior. En la operación le fue extraído el proyectil, de calibre 9 corto, que se había alojado en el lóbulo frontal izquierdo. Sin embargo, Romeo fallecía dos días después al ser incapaz de superar las gravísimas heridas, que le habían provocado un coma profundo.