La presencia de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en Barcelona no ha sido suficiente para llevar a sus candidatos a la victoria. El alcaldable de Junts per Catalunya, Xavier Trias, se ha impuesto contra pronóstico. Ninguna encuesta de las publicadas en las últimas semanas daba la victoria al exalcalde convergente, ahora en las filas de la formación del golpista Puigdemont y Laura Borràs. Sin embargo, ha sacado más de dos puntos porcentuales al aspirante socialista y a Colau.
Sánchez y Díaz echaron el resto en la capital de Cataluña. Arroparon a sus candidatos y concedieron a la batalla de Barcelona una importancia crucial. El presidente del Gobierno estaba convencido de que el PSC recuperaría la alcaldía. Los sondeos remaban a favor de Collboni, así como toda la maquinaria socialista.
Yolanda Díaz, por su parte, se erigió en la principal valedora de Ada Colau. Ambas formaban un tándem que pretendía señalar un camino, una nueva variante de izquierdas en la que Podemos iba a tener un peso relativo tirando a nulo. La operación ha salido fatal. Colau ha quedado en tercer lugar, una derrota sin paliativos.
Los resultados en Barcelona abren un escenario con dos grandes posibilidades. Trias podría gobernar con el apoyo del PSC. Así ha sido en los últimos cuatro años en la diputación de Barcelona. La otra posibilidad es un tripartito entre el PSC, los comunes y ERC, una especie de proyección de la fórmula con la que Sánchez gobierna España.
Si el PSC hace alcalde a Trias, se arriesga a tener graves problemas con Yolanda Díaz y en menor medida con ERC. Hay que considerar además que ganar las elecciones no significa gobernar. Hace cuatro años ganó en Barcelona Ernest Maragall y Manuel Valls, que entonces concurría en coalición con Ciudadanos, le dio su apoyo a Colau para que la ciudad cayera en manos de ERC. A Trias le puede ocurrir algo parecido