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Audios de la cloaca afirman que su confidente "colaboró" cinco años con la Policía Nacional para dar datos de la UCO

El confidente de la cloaca pidió beneficios procesales a cambio de datos y afirmó llevar cinco años colaborando con la Policía Nacional.

Las grabaciones de la cloaca han aportado una información más. En un determinado momento, el empresario y confidente de la cloaca del PSOE asegura que lleva "colaborando desde hace cinco años" con la Policía, en referencia a la Policía Nacional. Lo hace tras lanzar duras acusaciones no confirmadas en ningún momento sobre pretendidos delitos supuestamente centrados en algunos agentes de la UCO. Y lo hace justo en la misma conversación en la que miembros de la cloaca pronuncian los nombres del teniente coronel Balas y el capitán Bonilla de la UCO -este segundo ya exguardia civil de la UCO-.

Las acusaciones son de una gravedad máxima. El empresario Hamlyn y confidente de la cloaca en ese momento alude a "contenedores de cocaína". En ningún momento se aporta ni la más mínima prueba sobre esa afirmación. Es más, Hamlyn no deja de insistir en que quiere un "papelito" con el pacto de mejora de su situación procesal a cambio de dar la presunta información de su acusación.

Los objetivos de la cloaca

Los dos nombres que menciona, no el empresario, sino los miembros de la cloaca en esa misma conversación son los del teniente coronel Balas y el ya fuera del cuerpo capitán Bonilla, justo, el primero, el jefe de la UCO que lleva las investigaciones en los casos de corrupción que rodean a Pedro Sánchez y, el segundo, el receptor del último bulo del Gobierno en el que han asegurado al menos tres ministros que Bonilla habría hablado de una bomba lapa para Pedro Sánchez.

Nada más lejos de la realidad: sobre el primero ya se sabe que la cloaca buscaba como fuera acabar con él profesional y socialmente. Y sobre el segundo, Bonilla, la acusación vertida contra él responde, simplemente, a una manipulación de una conversación en la que, tras borrar tres mensajes que sí figuran en la conversación original, le acusan al entonces miembro de la UCO de desear una bomba lapa para el presidente del Gobierno cuando lo cierto es que lo que afirmaba es que lejos de darles una condecoración por su labor, lo mismo les deseaban una "bomba lapa" o "algún sicario venezolano" a ellos, a la UCO.

Sea como sea, Hamlyn habla de una supuesta colaboración con la Policía Nacional -tanto la Policía como la UCO dependen en última instancia del Ministerio de Fernando Grande-Marlaska- de cinco años de duración -el Gobierno de Pedro Sánchez llegó hace siete años- para obtener información de esta unidad de la Guardia Civil.

Y hay que recordar que uno de los compromisos que exigía Leire Díez para poder beneficiarse de la ayuda judicial de la cloaca del PSOE era una discreción plena y colaboración total para despistar a la UCO y la Justicia. Y, por supuesto, traicionar a la UCO y la Justicia en toda petición de colaboración y aportación de información.

Todo lo que hablaban entre ellos debía quedar en la más pura clandestinidad porque, en caso contrario, el golpe a la UCO o los jueces preseleccionados podría ser esquivado o amortiguado. De hecho, la publicación de su existencia es el golpe más duro que podía recibir esta cloaca comandada por la mano derecha de Santos Cerdán porque su operatividad ha saltado por los aires.

Las grabaciones a Leire Díez han detallado la dinámica exigida por la cabecilla de la cloaca que quería acabar con la UCO y cortar de raíz las investigaciones judiciales por corrupción que cercan al Gobierno de Pedro Sánchez.

Discreción, traición y coordinación

Lo primero que se buscaba es información detallada del teniente coronel Balas de la UCO, del juez Peinado o del propio abogado de Víctor de Aldama. La información tenía que ser detallada y con pruebas. Valía una o dos pruebas, pero algo concreto y bien documentado porque no se buscaba un perfil o información exacta de ninguno de ellos: se buscaba acabar profesionalmente con ellos y desacreditar las actuaciones judiciales.

Lo segundo que se exigía, por ejemplo, al empresario Hamlyn, era coordinación: había todo un enjambre de líneas de investigación, según la propia Díez, con lo que era tan importante aportar información como hacerlo de forma coordinada para no duplicar esfuerzos.

Lo tercero era un discreción plena: no hablar con nadie no indicado por la propia cloaca. Ni con segundos, ni con terceros. Sólo con las personas que la propia Leire Díez dijera, de forma que todo el ataque quedase en la más pura discreción hasta el momento de asestar el golpe.

El objetivo: lograr la máxima eficacia con la mínima capacidad de respuesta por parte de la UCO o de los jueces afectados. Y si no había un compromiso de clandestinidad pura, el trato se rompía. El premio convertido en rebajas de penas o de acusaciones no llegaría.

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