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Nueva cumbre separatista para debatir el plan B de Mas

La "consulta alternativa" genera rechazo en las bases independentistas, pero tiene el visto bueno de la ANC de Carmen Forcadell.

La "consulta alternativa" genera rechazo en las bases independentistas, pero tiene el visto bueno de la ANC de Carmen Forcadell.

Ni el Tribunal Constitucional va a levantar la suspensión de la ley de consultas y del referéndum del 9-N en el plazo que requiere la fecha escogida por Artur Mas y ni aunque lo hiciera podría la Generalidad organizar una jornada electoral con un mínimo de garantías en un mes. El plan B deslizado a través de La Vanguardia es lo que se analizará hoy en la nueva cumbre de los partidos del frente separatista.

La salida del presidente de la Generalidad consiste en organizar un referéndum mixto, con apoyo público pero de iniciativa "privada" para eludir las responsabilidades legales. Los cargos políticos de los ayuntamientos (donde son legión los cargos de confianza) se harían cargo de abrir los colegios, que serían los mismos que en las elecciones legales, y la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural se ocuparían de todo lo demás.

Según los teóricos de Mas, con el portavoz Francesc Homs a la cabeza, la "consulta alternativa" tendría un carácter "oficial", no implicaría desobediencia alguna y sería una nueva demostración masiva de apoyo al "derecho a decidir". Ese 9-N no reconocido por nadie daría paso a la disolución del parlamento regional y la convocatoria de unas elecciones autonómicas de carácter plebiscitario y con una lista única del bloque separatista.

Además, el líder de CiU dispone del apoyo de la presidenta de la ANC, Carme Forcadell, de la de Òmnium, Muriel Casals, y de las CUP. ERC observa con sumo recelo los movimientos de Mas, critica su "secretismo" y se resiste a actuar de comparsa. Sin embargo, los ayuntamientos y las organizaciones "civiles" están de parte del president, dispuestos incluso a exhibir sus flaquezas en un sucedáneo de referéndum.

También son partidarios de la lista conjunta de cara a las plebiscitarias, que según el escenario del plan B tendrían lugar en febrero o marzo de 2015. Y ese es precisamente el contexto que no quiere ERC. Las encuestas dan como ganador en unas autonómicas a Oriol Junqueras, pero en una lista conjunta, el máximo dirigente de ERC sería un número dos, como cuando Mas era "consejero jefe" de Pujol.

Los sondeos también predicen que ERC arrasará en las elecciones municipales, de modo que las expectativas de Junqueras pasan por intentar una nueva vía hacia la ruptura a través del municipalismo. En ese contexto, ERC prefiere agotar la legislatura o, en cualquier caso, que las autonómicas sean después de las municipales y con los ayuntamientos bien preparados para la nueva estrategia separatista.

Lo único que preocupa a Mas, Forcadell y las CUP es la venta de esa consulta público-privada entre las bases separatistas, que aspiran a un referéndum sin subterfugios. Es en ese flanco donde ERC presionará a Mas. Junqueras baraja "solemnizar" la reunión de este jueves, a un mes del 9-N, con una oferta a Mas para entrar en el gobierno catalán con el mismo compromiso de siempre, la celebración de un referéndum "tradicional", en abierta desobediencia. Mas no contempla esa "vía", pese a sus desafiantes declaraciones y decretos insurrectos, con lo que la unidad del frente separatista vuelve a mostrar su fragilidad. La oferta de ERC pretende recuperar el favor de las bases separatistas que han acogido la "consulta alternativa" con duras críticas. Eso ya se hizo, recuerdan, a lo largo de 2009, con el "referéndum" de Arenys de Munt, al que siguieron otros en cientos de localidades de Cataluña en medio del desinterés general.

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