
Pere Aragonès no se corta ni un pelo. Pretende vivir del erario público al menos hasta 2028, cuando dejará de cobrar los 110.000 euros que le van a pagar cada año en calidad de expresidente de la Generalidad, el 80% del salario que cobraba cuando estaba en el cargo. El exdirigente de ERC acaba de estrenar su nuevo despacho en un edificio anejo al Palacio de Pedralbes, en la Diagonal barcelonesa. En sus nuevas oficinas contará con la asistencia de sus principales colaboradores en la Generalidad, así como guardaespaldas, secretarias, chófer, coche oficial.
Con tan sólo 41 años, Aragonès se prepara para pasar cuatro años ejerciendo de florero –dice que no tiene intención de hacer declaraciones políticas "por respeto a las instituciones", según ha declarado al medio independentista Nació Digital– a , el tiempo en el que cobrará los antedichos 110.000 euros. Dejará de percibir esos ingresos cuando cumpla 45 años. Después, cuando se jubile, dispondrá de una pensión vitalicia del 60% del sueldo que tenga el presidente de la Generalidad del momento.
Aragonès no se corta un pelo y confiesa al referido digital que aprovechará este tiempo para acabar su tesis doctoral sobre las políticas industriales en Europa durante los últimos cincuenta años. El expresidente es licenciado en Derecho. Perteneciente a una saga empresarial que hizo fortuna durante el franquismo, no consta que haya trabajado nunca en el sector privado.

