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Todos los casos acaban en Sánchez: las diez líneas de investigación judicial que apuntan al presidente

Todas esas líneas apuntan a lo obvio. Y lo obvio es lo que asusta a Sánchez. El temor a un salto a su imputación.

Todos los casos acaban en Sánchez: las diez líneas de investigación judicial que apuntan al presidente | Europa Press

El miedo de Pedro Sánchez al avance judicial no es por causa ajena. Es un pánico propio. Y justificado. Ya son diez las líneas de investigación en casos de presunta corrupción que apuntan como destino final a Sánchez. Y su equipo jurídico es plenamente consciente de ello.

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La primera de las líneas afecta a los contratos de mascarillas en el COVID: la trama que comandó esa red de ventas y comisiones presuntamente ilegales estaba compuesta por el grupo más íntimo de Sánchez, encabezado por José Luis Ábalos. Y Ábalos y Sánchez mantenían en aquel momento el mayor grado de integración y coordinación imaginable. Es más, los contratos cerrados -en monopolio por la decisión de Sánchez de prohibir las compras por las comunidades autónomas- se firmaron por dos empresas públicas del Gobierno de Sánchez, por tres ministerios bajo su mando y por cinco CCAA de su partido. Del mismo Gobierno y partido que gobierna con control absoluto y de los que expulsa a todos los que le contradicen o no asumen su poder pleno, como ha ocurrido con Joaquín Leguina o Nicolás Redondo.

Obras públicas amañadas

La segunda línea es la que investiga las obras públicas amañadas: de nuevo, los audios de la UCO delatan a su núcleo más íntimo, el antiguo -de Ábalos- y el nuevo -de Santos Cerdán y Ana María Fuentes (la nueva cosecretaria de organización del PSOE, que era la que cobraba el "impuesto" por la financiación presuntamente ilegal del partido de Sánchez)-.

La tercera línea es la del caso hidrocarburos: el petróleo fue pactado por el que era en aquel momento el conseguidor del propio Pedro Sánchez, Víctor de Aldama, al que el presidente se lo agradeció personalmente, según ha declarado Aldama. Y fue proporcionado por la narcodictadora, Delcy Rodríguez, a la que el mismo Sánchez autorizó y avaló en España para cerrar negocios con todos y cada uno de sus ministerios, como prueba la agenda preparada para Delcy y en poder ya de la Justicia.

Caso filtraciones del fiscal general: el Tribunal Supremo ha confirmado ya que las filtraciones contra el novio de Díaz Ayuso se hicieron siguiendo "indicaciones realizadas por la Presidencia" del Gobierno de Pedro Sánchez. De hecho, Sánchez también ha cambiado su móvil.

Enchufes de Begoña Gómez

Otra línea más: negocios y enchufes de Begoña Gómez. La cátedra de la mujer del presidente se firmó tras llamar a La Moncloa al rector de la Complutense, presionando a patrocinadores por parte de amigos personales de Sánchez -David Sanza-, regalando el propio Sánchez una sede a la Organización Mundial de Turismo (OMT) por 75 años más 24,4 millones extra a cambio de que esa misma OMT acompañara en sus negocios a Begoña Gómez por África y asambleas mundiales, y regalando Sánchez a Marruecos lo que hiciera falta justo cuando Begoña Gómez consiguió el mayor y mejor trato con Marruecos y la entidad empresarial APD Maroc a su paso por la dirección del Africa Center.

Negocios y enchufes de David Sánchez: el cargo se materializó a los doce días de llegar Sánchez a la secretaria general del PSOE en 2017 y gracias al mismo cargo -Miguel Ángel Gallardo, el aforado en más que previsible fraude de ley por el partido de Sánchez- al que el propio presidente aupó acto seguido a secretario general de todo el PSOE de Extremadura. Todo ello, con más que dudosos controles por parte de la Hacienda que lidera la vicepresidenta de Sánchez, María Jesús Montero. Y con incorporación a patrocinios de fondos de la UE de proyectos del hermano -Ópera sin Fronteras- gracias a la decisión de La Moncloa de Sánchez.

Rescate Air Europa: se creó, diseño, negocio y pagó en plena intermediación de Begoña Gómez y Sánchez. Y pasó de 400 millones a 475 millones de euros en ese tránsito de gestiones ocultas hasta que la Justicia y la prensa las han sacado a la luz. El Consejo de Ministros que lo bendijo, por supuesto, fue presidido personalmente por Sánchez pese a esa implicación.

Cloaca del PSOE: se creó a impulso del número dos de Sánchez —Santos Cerdán—, al día siguiente de descubrir que Begoña Gómez -la mujer de Sánchez- estaba imputada. La cloaca tuvo como objetivo atacar a todos los jueces, fiscales, UCO o periodistas que investigaban la corrupción que cercaba a Sánchez.

Caso Tito Berni: se creó desde el partido regional que comanda la misma persona a la que Sánchez ha elevado a ministro y protegido sin cesar: Ángel Víctor Torres. Y la Fundación clave en el escándalo -Fundación Iberoamericana Internacional- es de su Gobierno y con una docena de cargos suyos dentro.

España vaciada: Begoña Gómez se ha beneficiado de los programas públicos de la España Vaciada, una línea de subvenciones y gasto público que comanda el Gobierno de su marido. Lo ha hecho cerrando negocios soportados por las subvenciones que concede el mismo Gobierno o la UE por mediación del propio Ejecutivo de Sánchez.

Todas esas líneas apuntan a lo obvio. Y lo obvio es lo que asusta a Sánchez. El temor a un salto a su imputación.

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