A saber la de infinidad de pruebas que(+)

iremos conociendo y que pondrán de manifiesto sin tapujos la enormidad, por
monstruosa,sin precedentes conocidos, de la payasada, la burla, el desprecio, la
suciedad, el odio, la agresión, que han protagonizado los nazi-onalistas catalanes el
domingo último. De la infinidad de delincuencias que se han dado no es la menor la que
trata sobre lo de votar los que tenían ya 16 años, o sea, los que han sido víctimas en su
etapa escolar de un envenenamiento e intoxicación mental muy en la línea de la
ideología nazi-onalistas y que les acompañará de por vida. Lo triste del caso es que estas
prácticas de delincuencia quedan escandalosamente impunes. Entre otras suciedades no
es menor tampoco la de quienes votaron más, y muchas más, de una vez. En fin,
interminable. Y nadie actúa con la contundencia que se puede esperar en un país
medianamente democrático.