Con esos, tengo algo personal.

No podré perdonar, ni quiero, a esos que sea por ambiciones políticas desmedídas, por ambiciones personales egoístas, o simplemente por acción u omisión en sus deberes frente a la ciudadanía, han llevado a la nación a un estado calamitoso, primero de corrupción, luego de robo y finalmente están desmembrando a la nación, acudiendo a herir sensibilidades, levantando ronchas, y removiendo bajas pasiones, que aventan odios mal enterrados, con esa gentuza que vive de la nación, considerándola propia, no como algo propio, con esos, tengo algo personal.

A mí no me averguenza hablar de España, incluso decir que la amo, tampoco se me llena la boca de palabras vacías, símbolos o productos del sentimentalismo elaborado por los del truco del almendruco para su propio provecho, simplemente amo a España, pero cada vez mas a mi España, la España de la gente, excluídos los malos bichos, los politicuchos de vía estrecha, los jueces del la espalda abisagrada, los triperos siempre prestos a quitar de la boca la comida a los hijos de sus compatriotas, a esos no los quiero, a esos no los quiero, ni los puedo perdonar, no No podré perdonar ni esforzándome, a unos y a otros que están afectando mi vida de forma dolorosa e injusta.

Cuando yo vine a esta parte de España, lo hice por que la carrera que había elegído, sólo se podía estudiar en Madrid, Cataluña (Barcelona y Tarrasa) y Bilbao, y como tantas otras veces, muchos españoles debieron sacrificarse dejando su tierra y gastando sus bienes para poder acceder, de, forma que fuese buscando trabajo, o estudiando, debíamos abandonar nuestra tierra, y buscar en el eterno sota, caballo y rey, Madrid, Barcelona y Bilbao, en lo que alguien por su gracia, había convertido a mi nación.

Aquí acabé mi carrera, me doctoré, me casé y he tenido mis hijos y nietos, a los que creo haber imbuído un espíritu de sacrificio, trabajo y solidaridad, amén de un amor a la nación de la que todos participábamos, y en la que creímos y que por visitarla frecuentemente, llegamos a querer, sobre todo a sus gentes, sus usos, sus costumbres, su cocina y aceptar sus virtudes y perdonar sus defectos.

Ahora me encuentro que un odio alimentado por unos, una ambición desmedida de otros, y una gestión nefasta de los políticos, a nivel local y nacional, parece obligarme a "elegir" bando, no solo a querer a unos mas que a otros, si no a tomar partido y formar bandería de una parte de mi corazón frente a la otra, hay que tomar partido, que así lo han decidido unos políticos por acción, otros por omisión, y todos ellos repartiéndose el activo común, fruto del trabajo de todos.

No me atrevo a culpar a las izquierdas, o a las derechas, ni siquiera a los separatistas-nacionalistas, que la cabra tira al monte, y a nada que se la deje allí acaba el rebaño, pero culpo a toda la casta política, a estos trileros del tres al cuarto, a estos charlatanes, tan deseados por algunos inocentes huevones, después de tantos años de aburrimiento ya con los vejetes del "movimiento", estos que han venido, en muchos casos hijos de esos que se si con eso merma mi patriotismo, pero tengo que arriesgarme.