Es inevitable que la noticia nos(+)

traiga a la memoria el caso personal de Aleksandr Solzhenitsyn, Premio Nobel con su obra El
Archipiélago Gulag, donde denunciaba las atrocidades y asesinatos, millones, cometidos en lo que se
conocía como Europa del Este, área dominada por los bolcheviques del comunismo imperante. El coste
fue que le colgaran el calificativo de fascista y la expulsión del país, procedimientos que eran
habituales en aquellos que se atrevieran a denunciar las verdades terroríficas de la época. Es de
esperar que en esta versión solapada del comunismo que se vive hoy por aquellas tierras, gobernada
por el gran jefe que fue del kgb, no le vaya a costar lo mismo a la galardonada ahora con el Premio
Nobel, Svetlana Aleksiévich, que también ha denunciado a diestro y siniestro las barbaridades que le ha
tocado vivir; el tiempo nos irá diciendo el truco que se van a sacar de la manga los actuales terroristas
comunistas de hoy.