Hay que ver con qué dosis elevada de(+)

relajación aparece en público el juez estrellado para seguir con su sainete. Alguna
variante de prevaricación es también aplicar la Ley de distinta manera si se hace sobre
uno que es blanco y otro que es negro, sobre uno que es rico y otro que es pobre,
sobre uno que es de izquierda y otro que es de derecha, y así sucesivamente. Y llegó a
ser llamado juez estrella. Pues bien, recuerdo aquellos tiempos en que este juez,
entonces estrella, levantó un entramado enorme acerca de los casos de aquellos
dictadores despreciables, uno argentino y el otro chileno. En un principio todo aquel
entramado pareció que estaba movido por dejar sentado que la Justicia tenía que dejar
su sello de imparcialidad y de que se hiciera justicia sobre aquellos dos asesinos. Pero
nuestro gozo en un pozo. Al menos yo pensé, en qué guindo me encontraría yo, que
este juez estrella le iba a meter mano a otros dictadores que venían siendo auténticos
asesinos: cuando no era en Corea del Norte era, por ejemplo, en aquella Alemania que
sarcásticamente llamaban democrática y que mataba a todo el que, buscando la
libertad, saltara un muro que llamaron de la vergüenza cuando en realidad era el muro
de los sinvergüenzas asesinos, o cuando otro asesino rumano, un tal Ceaucescu,
recibió la muerte que estaba buscando, o cuando el comunismo asesino, entonces de
un tal Bresvev, invadió Checoslovaquia con quinientos mil soldados de una cosa que se
llamaba Pacto de Varsovia para abortar La Primavera de Praga de Dubcek, que solo
pretendía democratizar el País. Y así un largo etcétera. Pero que va. A este juez estrella
se le vio el plumero. ¿No era prevaricación lo que estaba haciendo, no tenía que haber
encausado a los dictadores asesinos de uno y otro bando?. Y ahora viene pregonando
las faltas que cometen los que están con lo de la Justicia Universal. ¿Pero qué entiende
este juez estrellado por Justicia Universal?.