Lo que le pone a sylvio y a los otros: "La fisonomía del español es inteligente y noble; la del independentista, inexpresiva y adusta...(+)

El español es de andar apuesto y varonil; el independentista, o no sabe andar (ejemplo, los de CiU) o si es apuesto es tipo femenil (ejemplo, Mas).

El español es nervudo y ágil; el independentista es flojo y torpe.

El español es inteligente y hábil para toda clase de trabajos; el independentista es corto de inteligencia y carece de maña para los trabajos más sencillos. Preguntádselo a cualquier contratista de obras y sabréis que un español hace en igual tiempo tanto como tres separatistas juntos.

El español es laborioso (ved labradas sus llanuras hasta el Peñón); el independentista, perezoso y vago (contemplad sus inmensas deudas desprovistas en absoluto de recibos).

El español es emprendedor (leed la historia y miradlo hoy ocupando elevados y considerados puestos en todas partes... menos en su patria); el independentista nada emprende, a nada se atreve, para nada vale (examinad el estado de las colonias).

El español no vale para servir, ha nacido para ser señor ("Jefe"); el independentista no ha nacido más que para ser vasallo y siervo (pulsad la empleomanía dentro de Catalonia, y si vais fuera de ella le veréis ejerciendo los oficios más humildes).

El español degenera en carácter si roza con el extraño; el independentista necesita de cuando en cuando una invasión extranjera que le civilice.

El español es caritativo aun para sus enemigos (que lo digan los lisiados independentistas que atestan las casas okupas del interior y mendigan de caserío en caserío); el independentista es avaro aun para sus hermanos (testigo, Murcia y Valencia cuando pidieron auxilio a las ciudades secesionistas en la consabida sequía).

El español es digno, a veces con exceso, y si cae en la indigencia, es capaz de dejarse morir de hambre antes de pedir limosna (preguntádselo a Mercadona, cuando el de IU entró; el independentista es bajo hasta el colmo, y aunque se encuentre sano, prefiere vivir a cuenta del prójimo antes que trabajar (contad, si podéis, los millares de subvencionados de profesión que hay en Catalonia y sumadlos con los que anualmente nos envía a España).

Interrogad al español qué es lo que quiere y os dirá "trabajo el día laborable e iglesia y tamboril el día festivo"; haced lo mismo con los independentistas y os contestarán pan y Diada un día y otro también, cubierto por el manto estelado y estrellado de su puro cielo y calentado al ardiente sol del Mediterráneo.

Ved un baile español presidido por las autoridades eclesiásticas y civiles y sentiréis regocijarse el ánimo al son de la "Jota aragonesa", la gaita o la guitarra y al ver unidos en admirable consorcio el más sencillo candor y la loca más alegría; presenciad un baile independentista y si no os causa náuseas el liviano, asqueroso y cínico abrazo de los dos sexos queda acreditada la robustez de vuestro estómago, pero decidnos luego si os ha divertido el espectáculo o más bien os ha producido hastío y tristeza.

En romerías de españoles rara vez ocurren riñas, y si acaso se inicia alguna reyerta, oiréis sonar una media docena de puñetazos y todo concluido; asistid a una romería independentista y si no veis brillar la traidora navaja y enrojecerse el suelo, seguros podéis estar de que aquel día el sol ha salido por el Oeste.

El aseo del español es proverbial (recordad que, cuando en la última guerra andaban hasta por el Ebro, ninguna semana les faltaba la muda interior completa que sus madres o hermanas les llevaban recorriendo a pie la distancia); el independentista apenas se lava una vez en su vida y se muda una vez al año.

La familia española atiende más a la alimentación que al vestido, que aunque limpio siempre es modesto; id a Catalonia y veréis familias cuyas hijas no comen en casa más que pantumaca, pimientos y tomate crudo, pero que en la calle visten vaqueros, si bien su ropa interior es "peor menealla".

El español que vive en las montañas, que es el verdadero español (el asturiano) es, por natural carácter, religioso (asistid a una misa por aldea apartada y quedaréis edificados); el independentista que habita lejos de las poblaciones, o es fanático o es impío (ejemplos de lo primero en cualquier región independentista; de lo segundo entre los bandidos del 3% y 4%, que usan escapulario, y de lo tercero, aquí en Madrid, en Sol donde todos los independentistas, que no son pocos, son librepensadores).

Oídle hablar a un español y escucharéis la más eufónica, moral y culta de las lenguas; oídle a un independentista y si sólo le oís rebuznar podéis estar satisfechos, pues el asno (su emblema) no profiere voces indecentes ni blasfemias.

El español es amante de su familia y su hogar (cuanto a lo primero, sabido es que el adulterio es muy raro en familias no inficionadas de la influencia independentista, esto es, en las familias genuinamente españolas; y cuanto a lo segundo, si el español por su carácter emprendedor se ausenta de su hogar no le pasa día en que no suspire por volver a él); entre los independentistas, el adulterio es frecuente así en las clases elevadas como en las humildes, y la afección al hogar es en estas últimas nula porque no la tienen.

Por último, según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes que se perpetran en españa se deben a mano independentista, y de cuatro de los cinco restantes son autores españoles catalanizados.

Decid, pues, ahora si el español es independentista por su tipo, carácter y costumbres." :

http://www.interbook.net/personal/angelberto/sabino.htm