No me parece justo que vayan a(+)

compensar a los funcionarios por el descuento que le van a hacer de una paga extra.
Considero que los funcionarios son en gran medida responsables subsidiarios de una
parte de la quiebra de las cuentas del Estado. Y lo digo por algo tan a la vista que
todos pueden comprobarlo. La factura de consumo de energía eléctrica de todas las
dependencias públicas, de cualquier administración, tiene que alcanzar cifras
astronómicas. Cuando me persono en una oficina pública, de cualquier administración,
me resulta escandaloso el gasto de energía exagerado que supone tener luces
encendidas innecesariamente y no hay un solo funcionario que se haga el examen de
conciencia sobre si es necesario tener encendidas tantas luces, ni hay jefe ni subjefe de
esas dependencias que velen en la medida que están obligados para tomar conciencia
del derroche en energía. Bien está que el importe de esa paga extra se dedique a pagar
parte de ese derroche. Tuve una experiencia personal en un centro de salud. Para
acceder al centro había un pasillo que daba a la calle, recibía luz natural a plenitud. A
lo largo del día puede ser que trabajen allí entre 30 ó 40 funcionarios, de distinta
escala. A ninguno se le ocurría apagar las luces. Un día solicito entrevistarme con la
directora del centro El pasillo tenía 25 puntos de luz. No había día que no estuvieran
encendidas todas las bombillas las 24 horas del día. Después de algún tiempo solicito
entrevistarme con la directora del centro para participarle la gravedad del caso. Pude
comprobar que me oía como quien oye llover. Lo cierto es que los días posteriores
todo seguía igual. Un tiempo después se publica una orden del gobierno autónomo
indicando la necesidad urgente de tomar medidas al respecto en todas las oficinas
públicas y mi sorpresa fue que desde entonces las luces del pasillo de marras, 25
puntos, están todas apagadas hasta el momento que es necesario encenderlas.