Por el interés te quiero, Inés.

Por que se me acude, que esta especie de "melange" entre ideologías, no puede tener otra motivación que el interés, al cual ni adjetivar quiero, que el interés no tiene que llevar adjetivos, el interés es eso, pura y simplemente interés, que luego se puede revestir.

Si ya es difícil convivir sin cierta prevención, entre elementos individuales, dentro de un grupo homogéneo, por aquello de los "humores", olores o "repeluses" y sensibilidades, cuanto mas, cuando entre huevos y castañas, solo hay de común las unidades, de unos y de otras.

Mucho interés debe destilar una unión, incluso temporal, para andar juntos y revueltos aspirandose mútuamente, el tufillo personal e intranferible de la alitosis o el hedor del sudor seco del sobaquillo, pero parece que debe haber intereses que transformen esos irrespirables diferencias en chanel nº5.

Y que nadie me diga, que algo como el odio, puede ayudar a soslayar tan impresentable manoseo, el odio es un sentimiento intenso, pero etéreo, no se puede estar odiando siempre y a lo mismo, sin acabar en un frenopático chorreado con agua helada cada cuarto de hora, por tanto algo mas temporal, medible, material, debe reconducir esas uniones.

Ahora resulta que demócratas cristianos, se juntan con liberales, socialdemócratas, conservadores y señoras y señores del mandil, y tapándose la nariz, se soportan mas o menos, y ese enlace lo ubican en el odio común, o peor aún en un sueño de una nueva patria, cuando otros intereses menos sutiles sobrenadan en el gazpachuelo.

Pero no contentos con esta primera unión temporal de empresas, que ya se está haciendo una empresa común, se unen ahora a los que vienen al baile vestidos de chachas, con su particular olor a varon dandy casposo ellos, y a brillantina "la aurora" ellas, que interés puede unir a esa variedad de olores, el odio a España, no me lo creo, ni odiando tanto a algo, se es capaz de taparse todos los agujeros por donde pueda entrar tal "aroma".