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Entrar en estas diatribas puede conmigo, pero no entrar, me deja con la duda de si mi testimonio no podría aclarar algunos infundios, y algunas realidades, que por unos se buscan, y por otros se azuzan.

España, nuestra España, la de todos los que hemos nacido y vivimos dentro de la nación española, tan antigua como la que mas en Europa, lo que casi es decir en el mundo, ha sido una mezcla de pueblos, un trasiego de ciudadanos de un lugar a otro, un crisol.

Desgraciadamente, y de forma teledirigida por poderes fácticos locales, se inició ya en el siglo pasado una forma tribal de vuelta a su origen, de determinados pueblos, y como casi siempre por motivos económicos, y de influencia, y para eso se necesitan acólitos.

Ya que hablamos tanto de pueblos que están ahora por reagruparse en lo que ellos y otros aceptan como nación, voy a extrapolar mi experiencia personal a lo que digo, por que no siempre el movimiento de ciudadanos fue en una dirección, hasta el punto de surgir esos sentimientos nacionalistas, como una forma de autodefensa de lo “ propio”

Permítaseme hacer un poco de historia, y salir de aquella forma tribal de hace tantos siglos, formada por reinos y reinitos, condados y castillos…y sabiendo que antes de que llegaran los Vándalos y los Alanos ya andaban por aquí los Iberos de Tartesos.

Pero dejando pasar muchos acontecimientos intermedios, el gran cambio sucede, cuando se reconquista Al-Andalus, como tierra de promisión, por una parte, y posteriormente se produce el descubrimiento y colonización de las Américas.

En esos eventos, casi todos los pueblos de España participaron, es verdad que unos mas que otros, y no todos en el mismo período de la historia, pero todos o casi todos ayudaron a formar la actual Andalucia, y los actuales países de hispano América.

Y para no aburrir a las ovejas, voy solo a anécdotas, que son descriptivas, ya en siglos más próximos, quizás no se sepa, que esa parte de Andalucía donde es Lepe cabecera, sí la de los chistes, fue fundada por Catalanes y Valencianos, y fueron sus pobladores, hasta hoy, sus descendientes, claro.

Voy a nombrarles sólo algunos apellidos que poblaron determinadas áreas de Andalucia, y que aún pueblan ciertas ciudades, y que yo conozco personalmente, generalmente en sitios donde se comercializaban vino, aceites y otros productos del agro, luego casaron allí, y casi todos gozan de muy buena posición, generalmente por su trabajo, y también por matrimonio con familias terratenientes de la época de Fernando III el santo, quien los “bienheredó” por prestar sus mesnadas en la reconquista.

Algunos que yo me acuerde, los Valls, los Mora, los SantClement, los Puig, los Dalmau, los Peralta (esos luego grandes toreros de a caballo), Guardiola (dos ramas, los de Sevilla, que son familia de agricultores y ganaderos, y los de Granada, familia numerosa, extraordinarios jugadores de baloncesto, estaban en los maristas), etc. Igualmente vascos, que yo conozca solo de mi ciudad, los Anchústegui,los Adarraga, los Barrena los Alonso, los Urrutia, etc, igual pasó con los Gallegos, que llevaban todo el sector del transporte, y que en mi ciudad y otras de Andalucía tienen calles conocidas, en la mía se llamaba “La puerta Gallegos” donde se reunían y organizaban sus negocios, los Ferreira, los Dapena, los Barreiros, etc.
Todos siguen viviendo allí que yo sepa, pero me imagino que de vez en cuando con la malincunia propia de cualquier pueblo con su lengua y sus tradiciones, pero si se les pregunta ellos que se sienten, inexorablemente responderán que españoles. Yo mismo y de una familia con el lejano origen en León y Cantabria, que vinieron con “el Santo”, tengo en mi familia directa al menos cinco apellidos genuinamente catalanes, y juro que ha sido una casualidad, mis hermanos, cuñados y sobrinos viven aún allí, yo vivo en Cataluña, mi mujer es de cientos de generaciones de aquí, mis hijos son de aquí, y mis nietos también, se puede odiar algo así…? Pero obviamente me considero español, y trato de enseñar ese amor a España a los míos, eso sí, respetando sus sentimientos.

Y tambien a esa señorita, con la que no nos llevamos demasiado bien, y no es culpa mía.