Tiene que sucederle a un político para(+)

que el caso alcance notoriedad. Si algo parecido le sucede a un paisano normal, no
tiene ningún relieve. Lo cierto es que todos somos testigos de la falta de respeto que
exhiben muchos agentes de la autoridad, llámese policía local u otros, cuando llega el
caso de dirigirse a una persona, desde adolescentes a ancianos, emplean un desprecio
manifiesto que nadie ha sabido o querido enmendar. Y es una asignatura pendiente. Se
les llama agentes de la autoridad, pero carecen de la más elemental formación humana
para administrar la autoridad. A lo que tienden es al autoritarismo indeseable,
peligroso y aberrante. A título personal me he visto obligado a tener que denunciar en
una comisaría a un policía local, precisamente por estos excesos. Lo cierto es que
desde entonces no he vuelto a ver más nunca en servicio a este agente. Quiero pensar
que lo habrán puesto alejado de la atención al ciudadano. Pero he podido presenciar
algún que otro caso que ponen bien a las claras las deficiencias humanas de este
personal, no todos. Y eso que ahora son académicos, quiero decir que se forman en
academias, pero Humanismo se ve que no reciben. Es posible que no tengan
formadores humanistas.