Canciones del verano para desear que llegue el invierno
Seguramente las hayas bailado y en su día hasta te gustaron, pero hay canciones del verano que ahora nos dan un poco de vergüenza ajena. Estribillos pegadizos y coreografías sencillas que, para nuestra desgracia o diversión, se nos han quedado grabadas. En el fondo, las echamos de menos.
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El tractor amarillo (1991)
Un clásico de aquel verano y de cualquier verbena de pueblo que se precie. Zapato Veloz arrasaron con su ritmo pegadizo y su letra simplona con esta canción convertida en clásico.
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La barbacoa (1994)
La canción del verano es sinónimo de Georgie Dann. El cantante francés llegó a nuestras vidas en los años 70 con El bimbó y, desde entonces, ha sido una máquina de hacer éxitos veraniegos. Ya sabe, "el chiringuito, el chiringuito"; "la barbacoa, la barbacoa", y así.
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Vamos a la playa (1983)
Una de las canciones del verano por excelencia de los años 80, la del dúo italiano Righeira. Un éxito que puso a bailar a los veraneantes a lo largo y ancho de Europa. Con la letra no se rompieron la cabeza, pero ese baile hipnotiza a cualquiera.
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La bomba (2000)
La canción del verano funcionaba así. Con el calor, llegaban personajes que nadie sabía muy bien de dónde salían pero nos ponían a bailar. Fue el caso de King África, cuya carta de presentación en España fue esta "bomba", con movimiento sensual incluido.
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Levantando las manos (2000)
El baile era fácil: levantar las manos, mover la cintura y un movimiento sexy, era el ritmo nuevo que nos trajeron los chicos de El símbolo. Si la ha escuchado en alguna boda últimamente, es normal. Si no, todavía quedan las verbenas de los pueblos.
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Mayonesa (2001)
Aquel año, convertirse en la canción del verano fue difícil. Paulina Rubio y Sonia y Selena le hicieron la competencia a Chocolate, pero "la mayonesa" llegó para quedarse en nuestras fiestas.
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No rompas más (2001)
Y cómo no, allí estaba Coyote Dax para enseñarnos a bailar country. A base de insistencia y constancia, nos aprendimos la coreografía y seguro que si lo intenta, todavía se la sabe.
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Aserejé (2002)
"Aserejé, ja, dejé, de jebe tu de jebere...". Las Ketchup traspasaron fronteras con su baile y la canción parecía destinada a convertirse en la nueva "Macarena". El éxito fue menor, pero no pequeño. Algunos decían que la letra escondía un mensaje satánico y no sabemos qué tenía, pero no se nos iba.
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Papichulo (2002)
El reguetón aterrizaba en España y había llegado para quedarse. La panameña Lorna fue una de las pioneras y su papichulo se quedó en nuestras cabezas para siempre.
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La canción del velero (2002)
"Quiero montarme en tu velero, ponerte yo el sombrero y hacernos eso, ay, ay, ay". Estaba claro que, llegado el verano, la música quería ponernos a bailar. El grupo La Fiesta lo consiguió con otros temas como "Levantando las manos" y letras de que decían "Toma vitamina cuando te enamores y nunca, nunca, nunca, nunca, nunca llores".
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Bicho malo pillé (2002)
La banda del capitán canalla, artífices del famoso "A por ellos" -banda sonora del Mundial de fútbol de 2006-, nos deleitaron años antes con este tema que parecía cantado por neandertales y que cuenta la historia de un hombre que mantiene relaciones sexuales sin preservativo. Y claro, luego se cogen "bichos".
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El baile del pañuelo (2002)
Qué verano el de 2002. Leonardo Dantés triunfaba en Crónicas Marcianas y decidió intentarlo con la música. El resultado es el que es, pero nos lo pasamos muy bien.
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Ven, ven, ven (2003)
Liderado por la televisiva Sonia Monroy, este grupo formado por cuatro explosivas mujeres pasó por nuestras vidas sin pena ni gloria. Las Sex Bomb no tenían grandes aptitudes musicales pero su sensual coreografía y melodía pegadiza nos hipnotizaron ese verano. Ojo, que aquel álbum se convirtió en disco de oro en España.
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Hasiendo el amor (2003)
Dinio llegó a nuestras vidas gracias a Marujita Díaz, no hay que olvidarlo. Y ya que estaba, se sacó una canción del bolsillo algo irritante y con acento cubano. Dinio se pasaba el día haciendo el amor y decidió expresarlo con este hit.
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Bambú, Bambú (2005)
"¿Dónde están las chicas que les gusta bailar?" Allí estaban la pelirroja, "la más peligrosa"; la morena, "la que da candela"; la castaña, "la que da más caña" y la rubia, "la más chula", para hacernos bailar con una especie de pop flamenco. Eran Las Primas.
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Vive la vida (2005)
Una de esas canciones que incluye el videojuego FIFA y que se convierte en éxito. El ritmo latino de Gusanito funcionó, pero nunca más se supo.
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Chacarrón Macarrón (2006)
Probablemente, la canción con menos sentido de esta lista. El Chombo parece que se iba a poner a cantar, pero sólo se dedicaba a balbucear de forma irritante.
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Opá, yo voy a hacer un corral (2006)
Opá, yo viazé un corrá, mejor dicho. Todavía no nos explicamos el éxito que tuvo esta canción de El Koala. Será que en verano todo nos da igual y bailamos con cualquier cosa. Pero sí, la cantamos todos.
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Micromanía o Los micrófonos (2007)
"Un dos... los micrófonos". Así empezaba una de las canciones más repetitivas pero pegadizas del verano. La italiana Romina Contiero, con nombre artístico Tata Golosa, subió la temperatura en 2007 con su canción sin sentido, pero con muchos micrófonos. La canción es una larga lista de referencias sexuales con orgasmos incluidos.
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Waka Waka (2010)
Con el primer Mundial de la Selección española llegó el último exitazo de Shakira. No vamos a mentir, todos celebramos aquel triunfo a ritmo de Waka Waka, muchos incluso se aprendieron la coreografía, pero aquella canción estaba hasta en la sopa. Ella al menos conoció a Piqué, el padre de sus hijos, durante el rodaje del videoclip.
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Danza Kuduro (2010)
Y después de no saber lo que significaba el waka waka, llegó la Danza Kuduro. Luego supimos que significa "culo duro" y es un tipo de música de Angola, muy popular en Portugal. Gracias a Don Omar y Lucenzo por intentar ponernos en forma con su canción, pero la terminamos aborreciendo.
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El taxi (2015)
Si no la escuchó el verano de 2015, no sabemos dónde estaba. La colaboración de Osmani García, Pitbull y Sensato se convirtió en la revolución del verano y no había chiringuito, fiesta, boda y sarao en el que no sonara. Menos mal que llegó el frío.
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