Los ecos, que diría Bono, de la aparente cordialidad política en la recepción institucional del Día de la Constitución han dejado en un segundo plano el plante radical de Izquierda Unida y la totalidad de los partidos nacionalistas, quienes se han erigido en los últimos años en los principales aliados y deudores de Zapatero. Si nadie esperaba la presencia de los diputados de Amaiur o de ERC, las ausencias de CiU y el PNV o de Izquierda Unida resultaron algo más sonoras, entre otras razones por las advertencias de CiU a Rajoy y las nada veladas amenazas de Cayo Lara contra el próximo Gobierno. A un paso del matonismo político, el coordinador general de IU ha llegado a declarar: "El tiempo que viene es un tiempo de movilizaciones. Hay que defender en la calle lo que no se podrá defender en el Parlamento hasta que los luchamos por la igualdad seamos mayoría". Todo un aviso a navegantes que anticipa el papel en el Congreso de los once diputados de Izquierda Unida y el de los 34 que corresponden a CiU (16), Amaiur (7), PNV (5), ERC (3), BNG (2) y Geroa Bai (1).
Si hasta el presente, CiU y el PNV habían ejercido una notable influencia aureolada de responsabilidad política, la mayoría absoluta del PP y la precariedad de las cuentas públicas les libera de cualquier compromiso institucional. Esos 45 diputados adscritos a formaciones anticonstitucionales y en algunos casos hasta antisistema tienen poco margen de maniobra, pero ya han garantizado que la lista proetarra tendrá grupo propio con la colaboración estratégica de un diputado de Izquierda Unida. También pretenden erigirse en la voz de la calle y de los indignados, para lo que el Congreso de los Diputados, con comodidades, regalías y pensiones a las que no han renunciado, resulta una plataforma ideal, con múltiples reverberaciones mediáticas y oportunidades como la de ser recibidos por el Rey, fotografía que Amaiur o la muy republicana Izquierda Unida no van a dejar escapar. La agenda nacionalista y de izquierdas incluye, como no podía ser de otra forma, la permanente reivindicación soberanista.
Tampoco ayudará a la normalidad institucional en el Congreso la catastrófica situación del PSOE, cuyos 110 diputados están más pendientes de las vicisitudes internas que de la actividad parlamentaria. En esas circunstancias, la estrategia de los grupos minoritarios y los partidos sin grupo será la de intentar socavar el Parlamento desde dentro, en la línea, por ejemplo, del saguntino y ex vocal del CGPJ, Alfonso López Tena, quien aprovecha su escaño en el Parlamento catalán para reventar el funcionamiento de la Cámara y denunciar los usos y costumbres de los diputados. López Tena, que se ha convertido en una celebridad en el independentismo, destaca también por ser el diputado que más faltas acumula en las comisiones y en las actividades parlamentarias hasta el punto de que casi solo se deja ver en los plenos.